viernes, 20 de diciembre de 2013

Un mensaje de Navidad


Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz." Isaías 9:6

Cada Navidad volvemos a recordar pasajes muy bellos de la santa Biblia alusivos a la natividad del Señor, independientemente de que podamos albergar dudas o no, respecto a la fecha exacta del natalicio (la Biblia no lo dice); Aunque si anuncia claramente su venida como en este caso, a través del Profeta Isaías en más de 700 años antes.
La belleza y esperanza se manifiesta porque todo se cumplió de manera perfecta, de acuerdo a lo establecido por el mismo Dios: Cristo vino al Mundo en el cumplimiento de sus promesas.
El mensaje que anuncia su nacimiento sigue estando vigente en nuestros días, así como también su divino plan. Meditemos un poco en su contenido, a partir de las diferentes designaciones y sobre cuál es el propósito de su obra divina.
En primer lugar veamos los nombres y luego el mensaje:

"Admirable consejero".
Este es el primero de los términos utilizados en este pasaje. Un Consejero según la mayoría de los diccionarios, es quien nos da orientación, nos guía ó nos ayuda a tener propósitos claros. Sin embargo Cristo se presenta aquí como algo más, como un consejero que responde perfectamente a todas nuestras necesidades, ya que nos conoce de antemano y se presenta como digno de admirar.
En los días de Isaías había toda clase de consejeros del rey y existían también los profetas que interpretaban la voluntad de Dios al rey, pero aquí se nos habla de algo mucho más grande, nos expresa sobre alguien que debemos ver como un “admirable consejero”. No se trata solo de un ser sobrenatural con el poder y la sabiduría para resolver cualquier problema, tampoco trata solo de maravillarnos… los seres humanos admiramos algo cuando creemos que es bueno, grande y verdadero.
Jesús fue durante su ministerio en la tierra un consejero que practicó lo que enseñaba a la absoluta perfección. Él era ejemplo perfecto de un consejero ideal, ya que siempre vivió de acuerdo a sus enseñanzas.
Hoy Cristo sigue ofreciendo ser nuestro “admirable consejero”, para ayudarnos a  poder vivir una vida de victoria y alegría. Sus admirables consejos permanecen para siempre en su Santa palabra, disponibles para ser grabados en nuestros corazones y validos para tener una vida victoriosa.

"Dios fuerte".
Jesús viene a personificar ese “Dios fuerte” del cual escribieron Moisés y los profetas de la antigüedad. Solo Él tiene la fuerza para derribar la pared intermedia que nos separaba. Tan grande es la obra del Salvador que ningún poder menor al de Dios todopoderoso, podía hacer que ocurriera. Jesús viene a ser Dios todopoderoso y hombre fuerte a la vez. El podía renunciar a todo sufrimiento en la cruz, tenía el poder creador en sus manos, podía no haber padecido. Sin embargo, decidió sacrificarse voluntariamente por ti y por mí, y aún pudiendo evitarlo ni siquiera lo imaginó. Solo nuestro “Dios fuerte” tiene el poder de soportar tanto por amor y gracias a él podemos decir hoy que “…somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” Ro 8:37

“Padre Eterno”
Uno de los nombres utilizados aquí para describir a nuestro Salvador es “Padre Eterno”. Jesús es uno eternamente con el Dios Padre y con el Santo Espíritu de Dios. No son tres personas distintas y separadas, son una tri-unidad de personas tradicionalmente llamada Santa Trinidad, que se manifiestan de manera diferentes, aunque es un solo Dios. Nuestro Salvador es uno con el Padre y siempre mantuvo durante su venida una relación íntima y filial con el Padre. No es un simple niño que “nos es nacido” sino el excelso y todopoderoso “Padre Eterno”, hecho hombre... Era el Rey eterno que habría de reinar por siempre, no como los reyes de la tierra que dejan a sus súbditos después de un corto reinado; sino más bien es aquel que reina y reinará sobre nosotros, bendiciéndonos por siempre”. Esto nos debe motivar a expandir nuestra esperanza, ya que quien nos salvó es el Rey Eterno y su deidad será con nosotros invariablemente por siempre. Gracias a que Jesús es nuestro “Padre Eterno”, nosotros los creyentes somos sus hijos por siempre.

Príncipe de Paz
Todos los nombres del Señor Jesucristo son preciosos, no obstante adicionalmente este nombre nos trae una connotación de esperanza en gran manera. Quien no puede estar complacido al saber que el Mesías vino a aportarnos un maravilloso estado de armonía, libre de emociones perturbadoras y de todo tipo de opresiones. Solo Dios mismo pudo traernos el bienestar supremo de la Paz. Es el “Príncipe de Paz” porque Él cargo sobre sus hombros el precio de nuestra Paz. La Biblia dice que “… él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz…” Is 53:5
Nuestros pecados merecían todo el castigo, pero Él cargo con ellos “Por darnos la paz”. Él viene para establecer y mantener en nuestras vidas la verdadera, imperturbable y eterna paz. El gran ministerio de este niño nacido es traernos la sosiego en esta vida y en la eternidad. Conocer a Jesús nos sigue impartiendo tranquilidad, aún en medio de las circunstancias más difíciles.

El Mensaje.

Hemos estado meditando sobre la profecía dada por Isaías, sobre el  nacimiento de nuestro Salvador a través de la connotación de los diferentes nombres dados aquí al Mesías. Sin embargo es necesario que comprendamos y nunca olvidemos lo fundamental… ¿Para qué “nos es nacido”?, ¿Para qué vino Cristo?
La respuesta no es muy complicada, ni hay que estudiar mucha teología para comprenderla, la respuesta a esta interrogante está plasmada en la misma Biblia (que es la verídica palabra de Dios) para que la tengamos siempre presente como de suma importancia.
La respuesta es que “…Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1ra. Timoteo 1:15). El mensaje es que sin el nacimiento de Cristo en Belén y luego la entrega de su vida (como humano) en una cruz por ti y por mí, nunca hubiéramos logrado ser Salvos. Se trata de que Él vino a entregar su vida voluntariamente para que nosotros... 
El mensaje del niño de Belén esta cada día más vigente, ya que nosotros no podíamos pagar el precio de nuestra salvación, era necesario que Cristo viniera y pagara el precio suficientemente por nosotros, con su invaluable sacrificio expiatorio.

Y este es el gran mensaje de esta Navidad y de siempre: ¡Cristo vino al mundo para Salvarnos! 
¡Este es el verdadero mensaje de Navidad!

domingo, 8 de septiembre de 2013

El Joven Adinerado.

Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.
El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
El les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido.
Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,  que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. (Lucas 18:18-30)

Es sorprendente que tanto este pasaje, como todos los pasajes de la Biblia, puedan darnos pie a muchos análisis en nuestras propias vidas y cada vez que leemos un pasaje podemos encontrar nuevos tesoros para nosotros. Vamos a hablar un poco en cuanto a lo que concierne a  las riquezas, la salvación y  la actitud que debemos tener al venir a Cristo.

De este Joven no se sabe exactamente quién era, ni cuál era su nombre. Podría haber sido el hijo de un opulento mercader ó algún hacendado, sabemos que fue educado en la piedad y en el temor de Dios. Sabemos con certeza que tenía bienes en abundancia y aún así buscaba a Dios, por lo que cuando vio a Jesús llegó corriendo y se postro ante Él (Marcos 10:17).

Jesús venia de tener un encuentro con los niños y alabar a los que se hacen como los niños, a los que corren hacia Él cuando le ven…
Estos hechos suceden en un camino probablemente en dirección a Jerusalén, cuando regresaba de Capernaum (ver Marcos 10:1)

Vamos a analizar este pasaje basándonos en tres aspectos:
La pregunta.
Este Joven hizo la pregunta correcta, a la persona correcta  “…Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” Se atreve a preguntarle esto primeramente porque él consideraba a Jesús como divino (ya que se postro a sus pies), en segundo lugar porque aparentemente este joven era de carácter moral irreprochable y porque habría logrado sortear presuntamente muchas tentaciones propias de su condición y edad.
Sin embargo pregunta porque él sabía que No tenía la vida eterna, porque no tenía la certeza del Espíritu. La biblia dice en Romanos 8:16 que: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” Si, el Espíritu Santo de Dios nos da testimonio todo el tiempo a los creyentes, de que somos salvos. No tenemos que temer, ni estar preocupados por este regalo, porque sabemos que ya lo tenemos. Cuando a una persona se le pregunta por ejemplo, si es hombre ó mujer, sabe perfectamente que es… ¡No tiene dudas! Así mismo cuando conocemos a Dios y somos sus hijos lo sabemos todo el tiempo.
Heredar es recibir los derechos de otra persona cuando esta muere y él creyó en cierta forma que Jesús lo podía guiar, hacia el anhelo de su corazón, él vio en Jesús cierta esperanza a pesar de su “virtuosa vida mundanal”. El sabía que el Señor tenía la respuesta a su conflicto.

La respuesta.
El Señor le interpela con otra pregunta Por qué me llamas bueno no porque no se pueda llamar así a una persona, ya que la biblia enseña que en algunos casos podemos ser llamados buenos (ver Mateo 25:21), sino porque quería elevar la percepción del joven en cuanto a quien era Él. Jesús quería que supiera que estaba hablando con el mismo Dios “Nadie es bueno, sino solo Dios” y que solo se podía santificar a través de Él.
El “Maestro bueno” le enseña que debe guardar los mandamientos y que sin dejar de hacer esto (Incluyendo amar al prójimo en Mateo 19:19) debe también seguirle a Él.

Las riquezas.
Sin lugar a dudas el centro de esta enseñanza es la dificultad que se presenta, entre amar a las riquezas y al mismo tiempo seguir a Cristo: “…Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas” (Lc 18:24) No obstante la misma biblia enseña de grandes hombres de Dios que fueron ricos como Abraham, Salomón, Job, etc. Lo malo no está en lo que tenemos, lo malo es cuando no ponemos a Cristo como el centro de nuestras vidas y no le seguimos primeramente a Él. Las riquezas que acumulamos en esta vida, son como algo muy grande que no logra entrar por la angosta puerta del Señor (a los Judíos les gustaba utilizar este tipo de figuras), tenemos que dejarlas atrás aún antes de partir, tenemos que despegarnos de ellas y darle el primer lugar a Dios.
En Mateo 6:33 el mismo Señor nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas
Sin embargo Jesús también nos promete que si dejamos nuestras posesiones por Él, hemos “de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. Lc 18:30


Tenemos que aprender a seguir a Cristo soltando las cosas que nos impiden caminar a su lado y esto aplica tanto para los creyentes, como para aquellas personas que aún no le conocen...
Tales cosas pueden ser:
El Orgullo,
Las riquezas,
La mundanalidad,
La familia, etc
Todos debemos rendirnos integralmente a Dios y aceptar que solo en Jesús podremos entrar al reino de los cielos. No obstante Cristo promete recompensas para esta misma vida,  Él nos dice que: “por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eternaMt 19:29.

La pregunta que tenemos que hacernos es:
¿Quién está sentado en el trono de tu corazón?
Recordemos siempre que Jesús entregó TODO por nosotros en la cruz del calvario.





miércoles, 17 de julio de 2013

Zaqueo

Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y, corriendo delante, se subió a un sicómoro para verlo, porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo:
—Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa.
Entonces él descendió aprisa y lo recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor:
—Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado.
Jesús le dijo:
—Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Lucas 19:1-10

Muchos quizás hemos oído sobre esta historia de la biblia, la cual les invito a repasar otra vez tratando de identificar especialmente los detalles sobre la actitud del personaje, los obstáculos que tuvo frente a sí y los resultados.

La historia se desarrolla en la ciudad de Jericó, la misma que había sido sitiada y maldecida por Josué más de 15 siglos antes, también la misma donde Dios obró a través de su siervo el profeta Eliseo, convirtiendo sus aguas amargas en potables. Jericó está a unos 27 Km. de Jerusalén y era una ciudad muy importante, debido a su ubicación como paso obligado de viajeros desde Transjordania a Jerusalén, todos los viajeros que venían a desde el sur y este del Jordán seguramente pasarían por allí. Además quizás se detendrían porque era un Oasis en el desierto, un lugar perfecto para descansar  antes de llegar a Jerusalén.

Israel estaba bajo el dominio Romano en ese tiempo y Roma había colocado en Jericó su respectiva oficina para cobrar impuestos: Todos los mercaderes que pasaban por allí y los residentes debían pagar tributos y este hombre Zaqueo era el jefe de los cobradores de impuesto de la ciudad de Jericó, por lo cual, por cierto seguramente era odiado por todos. Los Publicanos eran despreciados política, social y religiosamente (ver Mateo 5:46) porque tenían la responsabilidad de cobrar los impuestos y se entendía que habían traicionado a su pueblo.

Jesús venia de sanar pocos días antes a los diez leprosos y acababa de sanar en la entrada de la ciudad al ciego Bartimeo, por lo que seguramente había mucho alboroto en este momento, era una situación expectante...

Zaqueo era un hombre “pequeño de estatura” estaba muy interesado en ver a ese hombre maravilloso que tenia revolucionado a todo Israel. Motivado por la misma curiosidad que aunque generalmente no es virtuosa, algunas veces nos puede llevar a la Gracia de Dios.

Zaqueo en hebreo es “Zaκai” que irónicamente significa puro e inocente. Pero para asombro de todos, este hombre deja a un lado todas sus ocupaciones de ese día porque quería ver a Jesús, de verdad lo necesitaba! No obstante, tenía muchos obstáculos en su camino, de los que destacan dos:

Primero la gran muchedumbre de personas que le hacían imposible acercarse, lo cual superacorriendo delante”. Segundo que era tan pequeño que no tenía la menor esperanza, por lo que decide subir a aquel árbol.

Antes de esto había dejado su trabajo, su familia y todo su programa del día, porque él tenía que ver a Jesús... Imaginémonos por un momento al jefe de la oficina de recaudación de impuestos,  de una de las más importante ciudades de Israel y hombre de confianza del entonces poderoso imperio romano, ¡dejando todo por ver a Jesús!

Lo deseaba tanto que se expuso al subirse a una rama de un sicómoro (higuera africana de 10 Mt Aprox.), el cual era un árbol inmundo, porque su fruto servía para alimentar a los cerdos y seguramente debido a su posición podía ser objeto de burla, represalias y vergüenza.

A Zaqueo no le importó nada a su alrededor... Él tenía que estar presente y bien ubicado para poder ver a Jesús, no esperando un golpe de suerte, sino que su actitud fue hacer hasta lo imposible por lograr su anhelo. El quería ver a Jesús porque seguramente algo le estaba haciendo falta, estaba vacía su vida, tenía todo pero al mismo tiempo no tenía nada…?  

Él responde eficazmente al llamado de Jesús, al colocarle como lo más importante de su vida y tener todo lo demás como menos importante. La actitud que asumió Zaqueo fue y es la correcta!!!

Sin embargo al mismo tiempo tuvo que vencer grandes obstáculos, que pueden ser análogos a los mismos de nuestros días:

Las circunstancias externas,
Su condición física,
El orgullo,
El miedo,
El materialismo,
La humillación, etc.

Como resultado el Señor se fija en El y le dice “desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa”, él le “recibió gozoso” y se arrepiente de sus pecados. Además Zaqueo ofrece pagar sus defraudaciones por cuatro veces más, dando testimonio de la transformación evidente que sufre ante la fuerte presencia del Señor.

Amigo hoy el Señor Jesús puede estar llamándote a ti, no le dejes pasar sin conocerle, baja de tu árbol, abandona todo y lucha contra cualquier obstáculo. Invítalo a tu vida y permite ser cambiado como él de manera extraordinaria. No dejes pasar tu oportunidad, no te dejes vencer por los impedimentos y dile aquí estoy Señor, eres lo más importante para mí.

Todos debemos responder siempre eficazmente al llamado de Jesús.


Bendiciones.

domingo, 14 de julio de 2013

El día domingo

Vamos a hablar un poco de lo que significa el día domingo y porque debemos congregarnos ese día la iglesia de Jesucristo.

La palabra “Domingo” proviene del latín “Dominicus” que etimológicamente deriva de la frase “dominus die” y significa “día del Señor”. El día Domingo corresponde al primer día de la semana y coincide con el inicio de la principal fiesta de origen Judío denominada Pascua, en la que se celebra la salida de Israel de Egipto. La biblia dice que un día Domingo ocurrió la Resurrección de Jesús (Juan 20:1-17) y también la fiesta del Pentecostés (Lev.23:15-21 y Hechos 2:1-4).

En otras palabras podemos resumir que en un día domingo Jesús resucitó, Israel inicia el éxodo, El Espíritu Santo es derramado sobre los primeros cristianos, Dios inicia la creación y se reconocen otros acontecimientos importantes...

¿Tiene algún significado especial este día?

— Absolutamente Si 

¿Por qué debemos congregarnos ese día?

Algunos dicen (con cierta razón) que el día sábado es el día de descanso, basados sobre todo en que tal día como ese Dios reposó (ver Gen. 2:2), lo cual coincide perfectamente con la importancia del día del Señor, ya que el Sábado es el día anterior al Domingo, entonces si seguimos el ejemplo de Dios debemos acostarnos temprano los Sábados, porque al día siguiente es el “Día de Señor”.

La biblia dice “no dejando de congregarnos…” 
(Hebreos 10:25) Y la iglesia de Jesucristo se reúne los días domingo habitualmente para rendirle culto a Dios, adorarle y aprender su palabra. Sin desestimar la posibilidad de hacerlo también en otros día.


¿Pero porque el Domingo?

El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.” (Hechos 20:7) Aunque los discípulos seguramente oraban, leían la palabra, meditaban y cantaban durante toda la semana; podemos observar que empezaron a reunirse los días domingo de cada semana (domingo) para adorar a Dios, mantener la comunión y conmemorar el sacrificio de Cristo. Si, los discípulos de Jesús se reunían en “el primer día de la semana” y los padres de la iglesia continuaron con esta práctica, la cual ha sido continuada por todos los cristianos hasta nuestros días…

Ahora bien no debemos confundir el significado del domingo, con el glorioso “día del Señor” de los tiempo finales, cuando el volverá por su iglesia.

Que tengan todos hoy un feliz “día del Señor" 

lunes, 8 de julio de 2013

Introducción al estudio de la doctrina del pecado


La biblia dice en Romanos 3:23 que “por cuanto todos pecaron, están destituidos de la Gloria de Dios”. Y no se refiere a algunos, sino que “todos”  están descalificados para alcanzar la gloria de Dios y no pueden manifestar la perfección por El pecado. ¿Y qué es esto del pecado, que significa?
Podríamos resumir en un breve concepto al pecado como todo lo que separa al hombre de Dios y aunque su definición en la forma teológica es larga, podemos sintetizar al pecado como errar  al blanco, fallar, incumplir los mandamientos, transgredir la Ley de Dios, ignorancia, rebelión, etc…
Pero quizás la respuesta puede ser aún más simple: Pecar es hacer lo que Cristo nunca haría! Lo que por su naturaleza le es imposible tolerar; por lo cual si imaginamos que nunca Dios haría ó que no le agradaría, podríamos tener una idea muy cercana de lo que es el Pecado.
Pero analicemos un poco la parte donde dice  “todos pecaron” y que “están destituidos de la gloria de Dios” Wow! La biblia es clara: Todos...!!!
El apóstol Juan definió al pecado como “infracción de la Ley” (1 Juan 3:4) y Strong  provee un ejemplo de esto cuando define al pecado como la “falta de conformidad a la ley moral de Dios, ya sea en hecho, disposición ó estado” (Systematic theologhy p. 269)
El pecado es algo terrible a los ojos de un Dios Santo y es algo tan dañino que solamente la muerte del hijo de Dios (Cristo) lo puede quitar. La Biblia dice en Juan 1:29 “…Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” por lo que reconocemos que solo por su inigualable sacrificio en su muerte inocente, puede redimirnos y expiar al pecado.
El pecado es tan abominable a los ojos de Dios que tomó acciones extraordinarias para extinguirlo a través de su hijo, para que ya no estemos mas separados de Él,  sino que seamos justificados “…gratuitamente por su Gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24)
Y tal como lo entendemos no hay otro camino para nosotros, sino la fe redentora en que Jesús es nuestro Señor y que con su muerte fueron justificados nuestros pecados y expiada (calmada) la ira de Dios. El canceló todas nuestras culpas asegurando nuestra correcta reconciliación con Dios y borró todos nuestros pecados por amor y para la gloria de su santo nombre. Si, somos redimidos por su gracia y absueltos de nuestras faltas gratuitamente.
Ahora bien, me permito en este punto hacer una reflexión: Si el dio todo por nosotros y siendo Justo se hizo pecado para salvarnos y librarnos de la paga del pecado (muerte) dándonos vida en abundancia, lo menos que deberíamos de hacer es aceptar y enaltecer ese tremendo regalo recibido, tratando de complacerle y honrarle en cada momento de nuestras vidas, haciendo lo que a Él  le agrada cada día más.
Hermanos míos, decidamos hoy desechar el pecado de nuestras vidas y tratemos de llevar la vida piadosa que Dios desea, decidamos hoy dar en el blanco y honrar el sacrificio de Cristo.

Clasificación del pecado

“Por tanto, como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” Romanos 5:12
Hay muchas formas de pecar, pero según su origen básicamente el pecado puede ser imputado, heredado y personal. En el versículo anterior podemos entender lo que es el pecado heredado a través de Adán y su consecuente separación de Dios con el hombre. Por lo tanto el pecado tiene su origen con relación al hombre, en el Edén. 
El pecado imputado, es el pecado que resulta en la participación de todos los hombres en el primer pecado de Adán. Este tipo de pecado se transmite directamente a cada miembro de la raza humana y su castigo es la muerte física.
El remedio para este tipo de pecado lo podemos encontrar en la justicia imputada de Cristo “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2da. a los Corintios 5:21) Entendiendo que Jesús se ofrece voluntariamente haciéndose “pecado” no pecador, para ofrendar al Padre un sacrificio por el pecado, con la intención de que nosotros pudiéramos ser hechos justicia de Dios en El. Por lo tanto cuando aceptamos a Cristo como redentor y Salvador, este tipo de pecado queda justificado suficientemente.
El pecado heredado ó naturaleza pecaminosa, es la capacidad e inclinación del hombre de hacer las cosas que nos hacen reprobables delante de Dios.
Los resultados de esta naturaleza son la falta de méritos en el hombre ante los ojos de Dios y la consecuencia es la muerte espiritual. La Biblia enseña que cuando no conocemos a Cristo como nuestro Salvador, tienen “…el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4:18) y que se transmite de Padres a hijos “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre” (Sal. 51:5).
El remedio es la redención que imparte Cristo, en la capacidad de resistir el pecado que antes formaba parte de su “naturaleza”, mediante el poder del Espíritu Santo, que mora en el creyente para darle la victoria sobre la vieja naturaleza.
El pecado personal es el que cometemos todos los días los seres humanos en nuestros actos individuales. Desde el más pequeño como una “inocente mentirita” hasta los más grandes, por todos, los que no han puesto su fe en Jesucristo deben pagar el precio del pecado personal, así como de los imputados y heredados.

La buena noticia es que Cristo nos libró de las consecuencias del pecado (de cualquier tipo) y dándonos a los creyentes una naturaleza renovada. Todos nuestros pecados han sido crucificados en la Cruz de Jesús.


El pecado en la vida del cristiano

La Biblia dice en la 1ra. a Timoteo 1:15 "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero."

“Palabra fiel” porque es digna de ser aceptada por todos, departe de Dios como una bendición para nuestras vidas.

El Santo apóstol Pablo, declara una vez más que Cristo vino para salvarnos a “todos los pecadores, de los cuales Yo soy el primero”

Pablo lo dice probablemente en sus últimos días de vida terrenal, declara que él era el primero… No dice meramente era en tiempo pasado, sino que lo expresa en presente “Yo soy el primero”

¿Quiere decir esto que Pablo era un pecador y nosotros podemos pecar? -–De ninguna manera--

Quiere decir que él reconocía que sin Cristo no era nada y que solo gracias a Jesús había podido vencer al pecado. Quiere decir que no estamos exentos del pecado, sino que tenemos que recurrir diariamente a la ayuda de Dios con la decisión firme de No pecar…

Quiere decir que a pesar de ya no estar condenados, debemos de llevar una vida lo más piadosa posible, luchando la batalla contra el pecado diariamente. Pablo consideraba que antes de conocer a Cristo era un gran pecador y que fue el primero en ser Salvado.

¿Cómo podemos vencer al pecado en nuestra vida Cristiana?

Dios nos enseña en su palabra, que el Espíritu Santo es un don dado a la iglesia para vencer la vida pecaminosa. A medida que caminemos más en el Espíritu y menos en las emociones de la carne cumpliremos con la palabra: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16). El Espíritu Santo es quien hace la diferencia en la vida del Creyente y nos da la victoria sobre los estímulos corruptos del mundo.

La mejor defensa que tenemos contra el pecado, es dejarnos guiar por el Espíritu Santo en todo y saturarnos de Cristo a través de:

La oración diaria,
La palabra de Dios,
la adoración a Dios y
La congregación frecuente en la iglesia y grupos de hermanos.

Estamos llamados a crucificar diariamente la carne y sus deseos pecaminosos, y permanecer alertas para no hacer “Lo que Dios nunca haría”.Con su ayuda Cristo nos dará la victoria y cada día serán mayores los frutos del Espíritu Santo que Dios quiere de nosotros.

sábado, 6 de julio de 2013

Los Diferentes nombres de Dios.


Los diferentes Nombres de Dios nos dan una idea de cómo es El, a la vez que identifican algunos de su atributos y revelan aspectos de su carácter. Invocar el nombre del Señor, es adorarle a Él (Génesis 21:33).

YAVE ó YAHVEH, se Traduce como “El Señor” y significa Dios Eterno enfatizando la inmutabilidad del Señor y la presencia de Dios con su pueblo, denota a Dios como un Ser Activo y con existencia propia. Se usa con mucha frecuencia en el AT aproximadamente unas 5.321 veces y originalmente se usaba sin vocales como YHVH.

El nombre “YO SOY EL QUE SOY” le fue revelado primero a Moisés y significa que esta activamente presente (Omnipresente).
El Nombre ELOHIM significa El, Dios, Divino y Fuerte. Ryrie define el término “ELOHIM” como: “el sentido general de la Deidad” (Teología Básica) y sugiere que es Fuerte y de gran poder, por lo que se le debe temer y reverenciar.

El Termino ADONAI también se usa para nombrar a Dios y significa “Señor, amo y Dueño” Tal como es una relación entre hombres de Amos y siervos. La forma más frecuente  de nombrar a Dios es THEOS (Dios) y significa que es el único  Dios verdadero, Único, Transcendente y Salvador.

El nuevo diccionario de la biblia, nos refiere al respecto:

“Dios se reveló a Moisés con el nombre de YHWH (Éx. 3:14; 6:3). A la combinación de estas cuatro letras los eruditos llaman tetragrámaton o tetragrama. No es posible saber exactamente cuál era la pronunciación original del nombre de Dios, puesto que los hebreos no escribían las vocales. Cuando los masoretas, entre los siglos VI y X d.C., introdujeron los signos para vocales en la escritura hebrea, hacía ya muchos siglos que no se pronunciaba el nombre de Dios. Por investigaciones recientes los expertos han concluido que la pronunciación más probable es Yahvé.
Jehová.
Era uso, cuando se leían las Escrituras, pronunciar  Adonai (Señor) en todo lugar donde apareciera el tetragrámaton. Fue así como surgió el término “Jehová”, porque los masoretas hicieron una combinación que incluía las vocales de la palabra Adonai, con las letras del t. Cuando Moisés recibió la orden de ir a liberar a su pueblo, dijo a Dios: “Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros” (Éx. 3:13–14). Este nombre proclama la conciencia que Dios tiene de sí mismo, al decir: YO. Implica la autosuficiencia divina, pues él no depende de nadie para su propia existencia. Es también una declaración de absoluta soberanía e inmutabilidad. Esto es lo que expresa el Tetragrámaton YHWH, que en RV60 aparece como “Jehová”. Al combinarse con otras palabras surgen nombres que apuntan a determinados atributos o acciones de Dios. Así:
Jehová-elohay (Jehová mi Dios).
Señala al Dios que ha de venir. Aparece en Zac. 14:5 (“... y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”).
Jehová-eloheenu (Jehová nuestro Dios).
Se utiliza en el Sal. 99:5, 8, 9 (“Postraos ante su santo monte, porque Jehová nuestro Dios es santo”).
Jehová-elohe Yisrael (Jehová Dios de Israel).
Aparece por primera vez en el cántico de Débora (“Yo cantaré a Jehová, cantaré salmos a Jehová Dios de Israel” [Jue. 5:3]).
Jehová-eloheka (Jehová tu Dios).
Dios lo usa refiriéndose a sí mismo cuando da los mandamientos a Israel (“Yo soy Jehová tu Dios” [Éx. 20:2–7]).
Jehová-elyon (Jehová el Altísimo).
Alude a la supremacía de Dios. Como en el Sal. 97:9 (“Porque tú, Jehová, eres excelso sobre toda la tierra; eres muy exaltado sobre todos los dioses”).
Jehová-hosenu (Jehová nuestro Hacedor).
Es nombre que apunta al Creador. Como en el Salmo 95:6  (“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor”).
Jehová-jireh (Jehová proveerá).
Recuerda la providencia de Dios. Este nombre surge en el episodio del sacrificio de Isaac, cuando Dios se proveyó de un cordero. “Por tanto, se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto” (Gn. 22:13–14).
Jehová-mkaddishkim (Jehová que os santifica).
La santificación del sábado es una señal “para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico” (Éx. 31:13).
Jehová-nissi (Jehová nuestro estandarte o bandera).
Tras la batalla contra Amalec, “Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nissi” (Éx. 17:15). Alude al Dios que da la victoria.
Jehová-raah (Jehová mi pastor).
Así le llama David en el Sal. 23. Alude a la protección, guía y provisión de Dios para los suyos.
Jehová-rafa (Jehová el que sana).
Este nombre no aparece transliterado en RV60. Se utiliza en relación con el incidente de las aguas amargas de Mara. Tras sanar las aguas, Dios le dice el pueblo: “Si oyeres atentamente... y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éx. 15:23–27).
Jehová-sabaoth (Jehová de los ejércitos).
Alude a Dios como supremo en la corte celestial, rodeado de los ángeles (1 S. 1:3).
Jehová-salom (Jehová es nuestra paz).
Cuando Gedeón fue visitado por “el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor; no morirás”. Con ese motivo, “edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom” (Jue. 6:22–24). El nombre señala al Dios que trae paz y confianza.
Jehová-sama (Jehová está presente).
Con este nombre aparece en Ez. 48:35 (“Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama”). Recuerda la situación final, cuando Dios morará gloriosamente en medio de su pueblo.
Jehová-tsidkenu (Jehová nuestra justicia).
Es nombre que alude a Dios en tiempos mesiánicos, cuando él levante un “renuevo justo” que “hará juicio y justicia en la tierra.... y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra” (Jer. 23:5–6).
El
Esta palabra, en singular, es la que se utiliza para decir “dios”. Según el contexto, puede referirse a un dios falso. Pero señalando al verdadero Dios aparece unas doscientas cincuenta veces en la Biblia. Significa “el primero”, o “el fuerte”. Se combina con otras palabras para formar nombres como:
Dios Altísimo
La primera vez que se usa el término es en Gn. 14:18–24, cuando Melquisedec bendice a Abraham en el nombre del “Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra”. Debe notarse que Melquisedec lo llama “Dios Altísimo”, mientras que Abraham lo invoca como “Jehová Dios Altísimo”, lo cual podría señalar a una diferencia en el conocimiento que ambos tenían del mismo Dios.
Dios celoso
Indica que Dios no comparte la adoración. Sólo a él se debe adorar, porque sólo él es Dios. “No te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es” (Éx. 34:14).
Dios de verdad
En el cántico de Moisés se dice que es “Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto” (Dt. 32:4).
Dios eterno
Después de firmar un pacto con Abimelec, Abraham “invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno” (Gn. 21:33). Señala al Dios de la permanencia y la firmeza.
Dios fiel
Nombre que recuerda Moisés al decirle al pueblo que “guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece” (Dt. 7:9).
Dios grande y temible
Moisés alienta al pueblo diciéndole: “No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible” (Dt. 7:21). Dios grande, poderoso y temible.
Nombre que surge en el contexto de una exhortación a la santidad. “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses, y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible” (Dt. 10:16–17).
Dios misericordioso
Moisés dice al pueblo que si pecaba debía confiar en Dios y arrepentirse. “Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres” (Dt. 4:30–31).
Dios Todopoderoso
Con ese nombre Dios se reveló a Abraham (“Yo soy el Dios Todopoderoso”) diciéndole que le había puesto por “padre de muchedumbre de gentes”, cuando era de noventa y nueve años y no tenía heredero (Gn. 17:1–5). Alude al Dios que todo lo puede.
Dios viviente
Josué utiliza este apelativo en el momento en que habla al pueblo para cruzar el Jordán (“En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros”). Le dice que ese Dios haría el milagro de partir las aguas (Jos. 3:10).
Elah o Elahah En singular.
Es el equivalente caldeo del hebreo Eloah. Se encuentra unas setenta y siete veces en los libros de Daniel y Esdras.
Eloah En singular.
Se deriva de la palabra Ahlah, adorar. Con Eloah se hace referencia a Dios como el único digno de adoración, el adorable. Ocurre unas cincuenta y cinco veces en el AT, como en Dt. 32:15 (“Entonces abandonó al Dios que lo hizo”), y en Dt. 32:17 (“Sacrificaron a los demonios y no a Dios”). Este nombre se utiliza mucho en el libro de Job.
Elohim Es el plural de Eloah.
Se utiliza unas dos mil quinientas veces. La primera vez en Gn. 1:1 (“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”). Estando el nombre en plural, sin embargo la acción (“creó”) aparece en singular.
Otros nombres son:
Adonai (Señor).
“Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores. Dios grande, poderoso y temible” (Dt. 10:17). Dios es supremo. Está por encima de todo y de todos. Aparece por primera vez en Éx. 34:6.
Anciano de días
Se utiliza en las visiones de Daniel (“... y se sentó un Anciano de días” [Dn. 7:9, 13, 22]).
El Roi
Es el nombre con el cual Agar se refiere al “Viviente-que-me-ve” (Gn.16:13–14), después que Dios se le apareció junto a una fuente en el desierto, cuando huía de Sara.
El Shaddai.
Aparece siete veces como “Dios Todopoderoso” o “Todopoderoso Dios”. Y alrededor de cuarenta y un veces como “el Todopoderoso”, mayormente en el libro de Job.
Jah
Este nombre se forma con la primera y la última letra del Tetragrámaton, intercalando una vocal en el medio. Aparece unas cuarenta y nueve veces en el AT, solamente en los libros de Éxodo, Salmos e Isaías. Como en el Sal. 68:4 (“Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre...”).
Roca
Moisés, en su cántico, dice: “El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud” (Dt. 32:4).
Santo de Israel.
Es un apelativo muy utilizado por el profeta Isaías (Is. 1:4; 5:19; 10:20, etcétera).” [1]

Sin embargo, tenemos que tomar recordar siempre que lo más importante no es como le llamemos, sino que de verdad le conozcamos y le seamos obedientes.

Dios mismo se autodenomino: “Yo soy el que soy” y como hemos visto solo en el AT se autodefinió de muchas maneras y según la ocasión, para luego manifestarse como Jesús el Cristo Salvador. Démosle a Él la honra siempre y dirijámonos con reverencia, recordando que "El nombre de las cosas define su propósito" CS

RV60 Reina-Valera 1960 S Sur AT Arameo


[1]Lockward, Alfonso: Nuevo Diccionario De La Biblia. Miami : Editorial Unilit, 2003, S. 297