lunes, 8 de julio de 2013

Introducción al estudio de la doctrina del pecado


La biblia dice en Romanos 3:23 que “por cuanto todos pecaron, están destituidos de la Gloria de Dios”. Y no se refiere a algunos, sino que “todos”  están descalificados para alcanzar la gloria de Dios y no pueden manifestar la perfección por El pecado. ¿Y qué es esto del pecado, que significa?
Podríamos resumir en un breve concepto al pecado como todo lo que separa al hombre de Dios y aunque su definición en la forma teológica es larga, podemos sintetizar al pecado como errar  al blanco, fallar, incumplir los mandamientos, transgredir la Ley de Dios, ignorancia, rebelión, etc…
Pero quizás la respuesta puede ser aún más simple: Pecar es hacer lo que Cristo nunca haría! Lo que por su naturaleza le es imposible tolerar; por lo cual si imaginamos que nunca Dios haría ó que no le agradaría, podríamos tener una idea muy cercana de lo que es el Pecado.
Pero analicemos un poco la parte donde dice  “todos pecaron” y que “están destituidos de la gloria de Dios” Wow! La biblia es clara: Todos...!!!
El apóstol Juan definió al pecado como “infracción de la Ley” (1 Juan 3:4) y Strong  provee un ejemplo de esto cuando define al pecado como la “falta de conformidad a la ley moral de Dios, ya sea en hecho, disposición ó estado” (Systematic theologhy p. 269)
El pecado es algo terrible a los ojos de un Dios Santo y es algo tan dañino que solamente la muerte del hijo de Dios (Cristo) lo puede quitar. La Biblia dice en Juan 1:29 “…Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” por lo que reconocemos que solo por su inigualable sacrificio en su muerte inocente, puede redimirnos y expiar al pecado.
El pecado es tan abominable a los ojos de Dios que tomó acciones extraordinarias para extinguirlo a través de su hijo, para que ya no estemos mas separados de Él,  sino que seamos justificados “…gratuitamente por su Gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24)
Y tal como lo entendemos no hay otro camino para nosotros, sino la fe redentora en que Jesús es nuestro Señor y que con su muerte fueron justificados nuestros pecados y expiada (calmada) la ira de Dios. El canceló todas nuestras culpas asegurando nuestra correcta reconciliación con Dios y borró todos nuestros pecados por amor y para la gloria de su santo nombre. Si, somos redimidos por su gracia y absueltos de nuestras faltas gratuitamente.
Ahora bien, me permito en este punto hacer una reflexión: Si el dio todo por nosotros y siendo Justo se hizo pecado para salvarnos y librarnos de la paga del pecado (muerte) dándonos vida en abundancia, lo menos que deberíamos de hacer es aceptar y enaltecer ese tremendo regalo recibido, tratando de complacerle y honrarle en cada momento de nuestras vidas, haciendo lo que a Él  le agrada cada día más.
Hermanos míos, decidamos hoy desechar el pecado de nuestras vidas y tratemos de llevar la vida piadosa que Dios desea, decidamos hoy dar en el blanco y honrar el sacrificio de Cristo.

Clasificación del pecado

“Por tanto, como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” Romanos 5:12
Hay muchas formas de pecar, pero según su origen básicamente el pecado puede ser imputado, heredado y personal. En el versículo anterior podemos entender lo que es el pecado heredado a través de Adán y su consecuente separación de Dios con el hombre. Por lo tanto el pecado tiene su origen con relación al hombre, en el Edén. 
El pecado imputado, es el pecado que resulta en la participación de todos los hombres en el primer pecado de Adán. Este tipo de pecado se transmite directamente a cada miembro de la raza humana y su castigo es la muerte física.
El remedio para este tipo de pecado lo podemos encontrar en la justicia imputada de Cristo “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2da. a los Corintios 5:21) Entendiendo que Jesús se ofrece voluntariamente haciéndose “pecado” no pecador, para ofrendar al Padre un sacrificio por el pecado, con la intención de que nosotros pudiéramos ser hechos justicia de Dios en El. Por lo tanto cuando aceptamos a Cristo como redentor y Salvador, este tipo de pecado queda justificado suficientemente.
El pecado heredado ó naturaleza pecaminosa, es la capacidad e inclinación del hombre de hacer las cosas que nos hacen reprobables delante de Dios.
Los resultados de esta naturaleza son la falta de méritos en el hombre ante los ojos de Dios y la consecuencia es la muerte espiritual. La Biblia enseña que cuando no conocemos a Cristo como nuestro Salvador, tienen “…el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4:18) y que se transmite de Padres a hijos “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre” (Sal. 51:5).
El remedio es la redención que imparte Cristo, en la capacidad de resistir el pecado que antes formaba parte de su “naturaleza”, mediante el poder del Espíritu Santo, que mora en el creyente para darle la victoria sobre la vieja naturaleza.
El pecado personal es el que cometemos todos los días los seres humanos en nuestros actos individuales. Desde el más pequeño como una “inocente mentirita” hasta los más grandes, por todos, los que no han puesto su fe en Jesucristo deben pagar el precio del pecado personal, así como de los imputados y heredados.

La buena noticia es que Cristo nos libró de las consecuencias del pecado (de cualquier tipo) y dándonos a los creyentes una naturaleza renovada. Todos nuestros pecados han sido crucificados en la Cruz de Jesús.


El pecado en la vida del cristiano

La Biblia dice en la 1ra. a Timoteo 1:15 "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero."

“Palabra fiel” porque es digna de ser aceptada por todos, departe de Dios como una bendición para nuestras vidas.

El Santo apóstol Pablo, declara una vez más que Cristo vino para salvarnos a “todos los pecadores, de los cuales Yo soy el primero”

Pablo lo dice probablemente en sus últimos días de vida terrenal, declara que él era el primero… No dice meramente era en tiempo pasado, sino que lo expresa en presente “Yo soy el primero”

¿Quiere decir esto que Pablo era un pecador y nosotros podemos pecar? -–De ninguna manera--

Quiere decir que él reconocía que sin Cristo no era nada y que solo gracias a Jesús había podido vencer al pecado. Quiere decir que no estamos exentos del pecado, sino que tenemos que recurrir diariamente a la ayuda de Dios con la decisión firme de No pecar…

Quiere decir que a pesar de ya no estar condenados, debemos de llevar una vida lo más piadosa posible, luchando la batalla contra el pecado diariamente. Pablo consideraba que antes de conocer a Cristo era un gran pecador y que fue el primero en ser Salvado.

¿Cómo podemos vencer al pecado en nuestra vida Cristiana?

Dios nos enseña en su palabra, que el Espíritu Santo es un don dado a la iglesia para vencer la vida pecaminosa. A medida que caminemos más en el Espíritu y menos en las emociones de la carne cumpliremos con la palabra: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16). El Espíritu Santo es quien hace la diferencia en la vida del Creyente y nos da la victoria sobre los estímulos corruptos del mundo.

La mejor defensa que tenemos contra el pecado, es dejarnos guiar por el Espíritu Santo en todo y saturarnos de Cristo a través de:

La oración diaria,
La palabra de Dios,
la adoración a Dios y
La congregación frecuente en la iglesia y grupos de hermanos.

Estamos llamados a crucificar diariamente la carne y sus deseos pecaminosos, y permanecer alertas para no hacer “Lo que Dios nunca haría”.Con su ayuda Cristo nos dará la victoria y cada día serán mayores los frutos del Espíritu Santo que Dios quiere de nosotros.

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