miércoles, 17 de julio de 2013

Zaqueo

Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y, corriendo delante, se subió a un sicómoro para verlo, porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo:
—Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa.
Entonces él descendió aprisa y lo recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor:
—Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado.
Jesús le dijo:
—Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Lucas 19:1-10

Muchos quizás hemos oído sobre esta historia de la biblia, la cual les invito a repasar otra vez tratando de identificar especialmente los detalles sobre la actitud del personaje, los obstáculos que tuvo frente a sí y los resultados.

La historia se desarrolla en la ciudad de Jericó, la misma que había sido sitiada y maldecida por Josué más de 15 siglos antes, también la misma donde Dios obró a través de su siervo el profeta Eliseo, convirtiendo sus aguas amargas en potables. Jericó está a unos 27 Km. de Jerusalén y era una ciudad muy importante, debido a su ubicación como paso obligado de viajeros desde Transjordania a Jerusalén, todos los viajeros que venían a desde el sur y este del Jordán seguramente pasarían por allí. Además quizás se detendrían porque era un Oasis en el desierto, un lugar perfecto para descansar  antes de llegar a Jerusalén.

Israel estaba bajo el dominio Romano en ese tiempo y Roma había colocado en Jericó su respectiva oficina para cobrar impuestos: Todos los mercaderes que pasaban por allí y los residentes debían pagar tributos y este hombre Zaqueo era el jefe de los cobradores de impuesto de la ciudad de Jericó, por lo cual, por cierto seguramente era odiado por todos. Los Publicanos eran despreciados política, social y religiosamente (ver Mateo 5:46) porque tenían la responsabilidad de cobrar los impuestos y se entendía que habían traicionado a su pueblo.

Jesús venia de sanar pocos días antes a los diez leprosos y acababa de sanar en la entrada de la ciudad al ciego Bartimeo, por lo que seguramente había mucho alboroto en este momento, era una situación expectante...

Zaqueo era un hombre “pequeño de estatura” estaba muy interesado en ver a ese hombre maravilloso que tenia revolucionado a todo Israel. Motivado por la misma curiosidad que aunque generalmente no es virtuosa, algunas veces nos puede llevar a la Gracia de Dios.

Zaqueo en hebreo es “Zaκai” que irónicamente significa puro e inocente. Pero para asombro de todos, este hombre deja a un lado todas sus ocupaciones de ese día porque quería ver a Jesús, de verdad lo necesitaba! No obstante, tenía muchos obstáculos en su camino, de los que destacan dos:

Primero la gran muchedumbre de personas que le hacían imposible acercarse, lo cual superacorriendo delante”. Segundo que era tan pequeño que no tenía la menor esperanza, por lo que decide subir a aquel árbol.

Antes de esto había dejado su trabajo, su familia y todo su programa del día, porque él tenía que ver a Jesús... Imaginémonos por un momento al jefe de la oficina de recaudación de impuestos,  de una de las más importante ciudades de Israel y hombre de confianza del entonces poderoso imperio romano, ¡dejando todo por ver a Jesús!

Lo deseaba tanto que se expuso al subirse a una rama de un sicómoro (higuera africana de 10 Mt Aprox.), el cual era un árbol inmundo, porque su fruto servía para alimentar a los cerdos y seguramente debido a su posición podía ser objeto de burla, represalias y vergüenza.

A Zaqueo no le importó nada a su alrededor... Él tenía que estar presente y bien ubicado para poder ver a Jesús, no esperando un golpe de suerte, sino que su actitud fue hacer hasta lo imposible por lograr su anhelo. El quería ver a Jesús porque seguramente algo le estaba haciendo falta, estaba vacía su vida, tenía todo pero al mismo tiempo no tenía nada…?  

Él responde eficazmente al llamado de Jesús, al colocarle como lo más importante de su vida y tener todo lo demás como menos importante. La actitud que asumió Zaqueo fue y es la correcta!!!

Sin embargo al mismo tiempo tuvo que vencer grandes obstáculos, que pueden ser análogos a los mismos de nuestros días:

Las circunstancias externas,
Su condición física,
El orgullo,
El miedo,
El materialismo,
La humillación, etc.

Como resultado el Señor se fija en El y le dice “desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa”, él le “recibió gozoso” y se arrepiente de sus pecados. Además Zaqueo ofrece pagar sus defraudaciones por cuatro veces más, dando testimonio de la transformación evidente que sufre ante la fuerte presencia del Señor.

Amigo hoy el Señor Jesús puede estar llamándote a ti, no le dejes pasar sin conocerle, baja de tu árbol, abandona todo y lucha contra cualquier obstáculo. Invítalo a tu vida y permite ser cambiado como él de manera extraordinaria. No dejes pasar tu oportunidad, no te dejes vencer por los impedimentos y dile aquí estoy Señor, eres lo más importante para mí.

Todos debemos responder siempre eficazmente al llamado de Jesús.


Bendiciones.

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