“Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba
pasando por la ciudad. Y sucedió que un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de
los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de
la multitud, pues era pequeño de estatura. Y, corriendo delante, se subió a un
sicómoro para verlo, porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel
lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo:
—Zaqueo, date prisa, desciende, porque
hoy es necesario que me hospede en tu casa.
Entonces él descendió aprisa y lo
recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a
hospedarse en casa de un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo
al Señor:
—Señor, la mitad de mis bienes doy a
los pobres; y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado.
Jesús le dijo:
—Hoy ha venido la salvación a esta
casa, por cuanto él también es hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Lucas 19:1-10
Muchos
quizás hemos oído sobre esta historia de la biblia, la cual les invito a
repasar otra vez tratando de identificar especialmente los detalles sobre la
actitud del personaje, los obstáculos que tuvo frente a sí y los resultados.
La
historia se desarrolla en la ciudad de Jericó, la misma que había sido sitiada y
maldecida por Josué más de 15 siglos antes, también la misma donde Dios obró a
través de su siervo el profeta Eliseo, convirtiendo sus aguas amargas en
potables. Jericó está a unos 27 Km. de Jerusalén y era una ciudad muy importante,
debido a su ubicación como paso obligado de viajeros desde Transjordania a Jerusalén,
todos los viajeros que venían a desde el sur y este del Jordán seguramente pasarían
por allí. Además quizás se detendrían porque era un Oasis en el desierto, un
lugar perfecto para descansar antes de llegar
a Jerusalén.
Israel
estaba bajo el dominio Romano en ese tiempo y Roma había colocado en Jericó su
respectiva oficina para cobrar impuestos: Todos los mercaderes que pasaban por
allí y los residentes debían pagar tributos y este hombre Zaqueo era el jefe de
los cobradores de impuesto de la ciudad de Jericó, por lo cual, por cierto seguramente
era odiado por todos. Los Publicanos eran despreciados política, social y
religiosamente (ver Mateo 5:46) porque tenían la responsabilidad de cobrar los
impuestos y se entendía que habían traicionado a su pueblo.
Jesús
venia de sanar pocos días antes a los diez leprosos y acababa de sanar en la
entrada de la ciudad al ciego Bartimeo, por lo que seguramente había mucho
alboroto en este momento, era una situación expectante...
Zaqueo
era un hombre “pequeño de estatura” estaba muy interesado en ver a ese hombre
maravilloso que tenia revolucionado a todo Israel. Motivado por la misma
curiosidad que aunque generalmente no es virtuosa, algunas veces nos puede llevar
a la Gracia de Dios.
Zaqueo
en hebreo es “Zaκai” que irónicamente significa puro e inocente. Pero para asombro
de todos, este hombre deja a un lado todas sus ocupaciones de ese día porque
quería ver a Jesús, de verdad lo necesitaba! No obstante, tenía muchos obstáculos
en su camino, de los que destacan dos:
Primero
la gran muchedumbre de personas que le hacían imposible acercarse, lo cual
supera “corriendo
delante”. Segundo que era tan pequeño que no tenía la menor esperanza, por lo
que decide subir a aquel árbol.
Antes
de esto había dejado su trabajo, su familia y todo su programa del día, porque
él tenía que ver a Jesús... Imaginémonos por un momento al jefe de la oficina
de recaudación de impuestos, de una de
las más importante ciudades de Israel y hombre de confianza del entonces
poderoso imperio romano, ¡dejando todo por ver a Jesús!
Lo
deseaba tanto que se expuso al subirse a una rama de un sicómoro (higuera
africana de 10 Mt Aprox.), el cual era un árbol inmundo, porque su fruto servía
para alimentar a los cerdos y seguramente debido a su posición podía ser objeto
de burla, represalias y vergüenza.
A
Zaqueo no le importó nada a su alrededor... Él tenía que estar presente y bien
ubicado para poder ver a Jesús, no esperando un golpe de suerte, sino que su
actitud fue hacer hasta lo imposible por lograr su anhelo. El quería ver a
Jesús porque seguramente algo le estaba haciendo falta, estaba vacía su vida,
tenía todo pero al mismo tiempo no tenía nada…?
Él
responde eficazmente al llamado de Jesús, al colocarle como lo más importante de
su vida y tener todo lo demás como menos importante. La actitud que asumió
Zaqueo fue y es la correcta!!!
Sin
embargo al mismo tiempo tuvo que vencer grandes obstáculos, que pueden ser análogos
a los mismos de nuestros días:
Las
circunstancias externas,
Su
condición física,
El
orgullo,
El
miedo,
El
materialismo,
La
humillación, etc.
Como
resultado el Señor se fija en El y le dice “desciende,
porque hoy es necesario que me hospede en tu casa”, él le “recibió gozoso” y se arrepiente de sus
pecados. Además Zaqueo ofrece pagar sus defraudaciones por cuatro veces más,
dando testimonio de la transformación evidente que sufre ante la fuerte presencia
del Señor.
Amigo
hoy el Señor Jesús puede estar llamándote a ti, no le dejes pasar sin
conocerle, baja de tu árbol, abandona todo y lucha contra cualquier obstáculo.
Invítalo a tu vida y permite ser cambiado como él de manera extraordinaria. No dejes
pasar tu oportunidad, no te dejes vencer por los impedimentos y dile aquí estoy
Señor, eres lo más importante para mí.
Todos
debemos responder siempre eficazmente al llamado de Jesús.
Bendiciones.
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