INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN
El Termino “Soter” proviene del griego y
significa Salvador. La soteriología es la rama de la teología general que
abarca la obra primordial de Cristo (Salvador) que es la salvación. La doctrina
de la salvación es fundamental, porque enseña sobre el cimiento de nuestra fe,
mediante el reconocimiento de que Jesucristo es Dios, que fue sacrificado
voluntariamente por todos nosotros, que resucito al tercer día y que El es el
único y suficiente camino para todos los que crean.
La soteriología es el estudio de la
salvación, esto es la base para la predicación del evangelio (buenas nuevas) y
el tema de mayor importancia en todas las escrituras. Su trascendencia se basa
en la persona más importante, nuestro Señor Jesucristo.
Ser salvo implica el ser librado de un estado
de perdición por medio de Jesucristo y ser transferido a un estado de eterna
salvación.
Charles Ryrie, comenta al respecto: “Desde la
perspectiva de Dios, la salvación incluye la obra completa de Dios en traer a
las personas de la condenación a la justificación, de la muerte a la vida
eterna; y de alienación a la filiación. Desde la perspectiva humana, incorpora
todas las bendiciones que estar en Cristo trae tanto en esta vida como en la
vida venidera. El alcance inclusivo de la salvación se subraya por observar los
tres tiempos de la salvación:
1.
Al momento de creer uno fue salvo de la condenación del pecado (Efesios 2:8;
Tito 3:5).
2.
Ese creyente también está siendo salvado del dominio del pecado y santificado y
preservado (Hebreos 7:25).
3.
Y será salvado de la misma presencia del pecado para siempre en el cielo
(Romanos 5:9–10)” (Ryrie, Charles Caldwell; Teología Básica)
El estado de perdición del que la salvación
nos libra, lo podemos encontrar en la palabra de Dios, como se expone en Colosenses
1:13-14 “El nos ha librado del poder de
las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado hijo, en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados.”
La salvación proporciona una suspensión de la
culpa de todo pecado, mediante la ofrenda perfecta de nuestro Señor Jesucristo,
con el perdón perfecto, la justificación y la expiación.
¿PORQUÉ
DEBO SER SALVO?
La biblia dice refiriéndose a lo que nuestro
Señor hace en la vida del los creyentes que “…él dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados, por cuanto todos pecaron”
(Efesios 2:1). Estamos muertos ó separados de Dios por el pecado “y de la
manera que está establecido para los hombre que mueran una sola vez, y después
de esto el juicio”. (Hebreos 9:27)
Charles H. Spurgeon dijo en la oportunidad de
una predicación que “Todos nosotros por naturaleza estamos “muertos en delitos
y pecados”. En el día en que nuestros primeros padres quebrantaron la ley
murieron espiritualmente y todos nosotros morimos en ellos; y ahora hoy,
separados de Cristo, todos nosotros estamos muertos para las cosas espirituales
y estamos desprovistos de ese Espíritu viviente que nos capacita para tener
comunión con Dios y para gozar y entender las cosas espirituales. Todos los
hombres están desprovistos por naturaleza del Espíritu que vivifica para
alcanzar la forma más sublime de vida. Los hombres no regenerados cuentan con
una vida física y mental, pero carecen de vida espiritual, y no la tendrían
jamás excepto si Jesús se las otorga.” ¿Quién de nosotros no ha pecado contra
las leyes de Dios? Acaso usted nunca ha mentido, blasfemado el nombre de Dios,
ha robado ó deshonrado a sus padres?
La biblia dice que “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún
homicida tiene vida eterna permanente en él” (1 Juan 3:15). Por la ley de
Dios todos estamos condenados bien sea por nuestra naturaleza ó por nuestras
acciones y Dios que es un juez justo y bueno debe hacer cumplir la ley, pero al
mismo tiempo nos da la oportunidad de redimirnos y arrepentirnos.
¿QUE
DEBO HACER PARA SER SALVO?
Esta es indudablemente la pregunta más
importante de nuestras vidas y la respuesta la tenemos en Jesucristo nuestro
Señor. La biblia enseña claramente como obtenemos la salvación y somos liberados
del pecado. Si tenemos este deseo y venimos a Cristo, debemos acompañarlo por
un sincero arrepentimiento de todos nuestros pecados y faltas (Lucas 24:47) y
rendirnos a Él, confesando que Cristo es nuestro Señor y creyéndolo en nuestro
corazón (Romanos 10:9-10) y vivir una vida de dedicación y esfuerzo constante,
en el progreso de nuestra Fe.
Tenemos que “nacer de nuevo” y ser regenerados por la obra de Dios en
nosotros, tal como le respondió nuestro Señor Jesús y a un maestro de la Ley llamado
Nicodemo “…De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).
LA
SALVACIÓN VIENE DE JEHOVA
Para entender y tener certeza sobre la
seguridad de la salvación y de su perdurabilidad en el tiempo, tenemos que
conocer la doctrina de que el plan de salvación es enteramente de Dios. Nadie
pudo ni puede ayudar a Dios en planear y ejecutar la salvación. La biblia dice
en Jonás 2:9 “Mas yo con voz de alabanza
te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová”
Y Jonás aprendió esto en el vientre de una ballena, entendiendo que no es
simplemente la salvación de la muerte física la que el experimentó, sino algo
muchísimo mayor que es la salvación del alma, la cual permanece para siempre.
Charles Spurgeon comentó al respecto en un
sermón, lo siguiente:
“Debemos
entender que la obra entera por la cual los hombres son salvados de su estado
natural de pecado y de ruina, y son transportados al reino de Dios y hechos
herederos de la felicidad eterna, es de Dios, y únicamente de Él. "La
salvación es de Jehová."
Dios nos elije a nosotros y no al revés.
Podemos ver en la biblia innumerables casos, como por ejemplo cuando nuestro
Señor Jesús llama a Zaqueo y le declara que ha traído la salvación a su casa
(Lucas 19). La expiación es la Obra de Jesús sin la ayuda de nadie más, solo El
calmo la ira de Dios y nos dio la salvación como un regalo inmerecido que
recibimos de su propia mano, por su propia voluntad y elección.
Al respecto la biblia enseña lo siguiente: “Sabemos, además, que a los que aman a Dios,
todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados. A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que
llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también
glorificó” (Romanos 8:28-30). Donde se puede entender claramente que somos
llamados por Dios conforme a “su propósito”, que nos predestino para ser justificados
y santificados en su santo Hijo nuestro Señor Jesús. Nada hemos podido hacer
nosotros, ni agregar algo al plan de Dios ó a su ejecución. El hombre por si
solo es incapaz tanto de obedecer la ley, como tampoco es capaz de venir a
Cristo por sí solo, necesita del llamado irresistible de Dios, ya que “…La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en el trono, y al cordero” (apocalipsis 7:10).
Charles Ryrie sostiene que: “Todo el nacido en este mundo es impotente para
hacer algo a fin de ganar favor soteriológico con Dios” (Ryrie, Charles
Caldwell; Teología Básica)
Considerando estas verdades, El cristiano
debe vivir para agradar a Dios en todas las cosas que hace, reconociendo
siempre que solo a Él nos debemos “Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe”. (Efesios 2:8-9).
ARGUMENTOS
EN CONTRA DE LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN
Existen algunas corrientes dentro del
cristianismo que hacen oposición a la seguridad de la salvación, argumentando
que un “Cristiano salvo” puede perder su salvación si practica el pecado ó de
alguna manera se aparta de la comunión con Dios y los hermanos. Antes de
avanzar en este tema, quisiera hacer la salvedad de que el que comete pecado
“deliberadamente” quizás no sea aún “Salvo” y que hay muchas personas con
apariencia de piedad, que serán llamados desconocidos (nunca os conocí) por
nuestro Señor Jesús, tal como lo dice la biblia en Mateo 7:21-23.
El Arminianismo enseña que un creyente puede
en algunos casos perder la salvación. Arminio dijo: “Yo nunca he enseñado que
un creyente verdadero pueda total o finalmente apostatar de la fe y perecer;
pero no niego que me parece que hay pasajes de la Escritura que presentan este
aspecto” (Works, 1:254) Prácticamente el punto de vista Arminiano conlleva a
concluir que ante la posibilidad de perder la salvación, se estaría
categorizando los pecados, entre los que
pueden causar la perdida de la salvación y los que no. No obstante, entendiendo
que hay pecados peores que otros (mateo 7:1-5), si aceptamos que un pecado
puede ser causa para perder la seguridad de nuestra salvación, cualquier otro
pecado también puede lograrlo.
Uno de los versículos que citan con más
insistencia, los que creen que se pueda perder la salvación es Hebreos 10:26-27
“Si pecamos voluntariamente después de
haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los
pecados, sino una horrenda expectación de juicio y de
hervor de fuego
que ha de devorar a los adversarios”. Pero el mismo no se
refiere a los creyentes que han sido regenerados por Cristo, sino a personas
naturales que han escuchado (conocido) la verdad (palabra) pero han despreciado
al Salvador, permaneciendo en su misma condición.
Algunos consideran que se refiere a los que
niegan a Cristo ó le rechazan, otros
consideran que se refiere a la perdida de la salvación, pero esto no
puede ser aceptado, pues la enseñanza general de la Biblia es que la salvación
es eterna (1 Juan 5:11-12 , Romanos 5:10, Juan 1:12).
La Biblia de estudio LBLA nos da una
explicación sobre la interpretación de este pasaje: “El sistema levita no
proveyó perdón del pecado (vers. 2, 4, 11). Si rechazaron el sacrificio de
Jesús, no habría otra manera de recibir el perdón de los pecados.”(Hernández,
Eduardo A.; Lockman Foundation; Biblia De Estudio LBLA) El tiempo presente en
que se conjuga el verbo “pecamos”, indica de qué se trata de un hábito en la
persona y no a una caída momentánea. Aquí se describe a uno que ha aprendido
sobre el “conocimiento de la verdad” y decide continuar en el camino del
pecado, rechazando el único sacrificio que le puede salvar, ya que no hay otro
camino verdadero hacia Dios fuera de Jesucristo.
Un claro ejemplo lo tenemos en Judas Iscariote. El tuvo ese “conocimiento”
pero jamás fue de Cristo “… ¿No os he
escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? (Juan 6:70).
Quizás en parte la confusión viene en gran manera porque muchos que sabemos han
“conocido” al Señor, no dan testimonio de que el Espíritu de Dios les guía y de
que han sido salvados, volviéndose a sus malos hábitos, más solo Dios es quien
da la salvación y el conoce verdaderamente nuestra condición.
DEBEMOS
ESTAR SEGUROS DE "SER SALVOS"
La
Biblia dice que “el que tiene al hijo
tiene la vida” (1Juan 5:12) y esto es una afirmación que proviene de Dios
la cual esta conjugada en tiempo pasado, como un hecho cierto, seguro y
advenido. Nuestro Señor Jesús afirma que “…a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan
1:12). Al respecto Charle Ryrie comenta: “La seguridad eterna es obra de Dios
que garantiza que el don de Dios, la salvación, una vez que se recibe, es para
siempre y no se puede perder. El concepto de la seguridad eterna enfatiza la
actividad de Dios en garantizar la posesión eterna del don de la vida eterna.
Tiene que ver con aquellos a quienes el Espíritu Santo regenera, y su veracidad
no se funda en las emociones o las experiencias.” (Ryrie, Charles Caldwell:
Teología Básica).
Debemos comprender que los creyentes en
Cristo Jesús, siempre poseemos vida eterna, fundamentados por la gracia de Dios y en que la vida eterna
es una dádiva (eterna). Cuando una persona cree en Cristo su salvación en
términos teológicos, está garantizada. “Consumado es” (Juan 19:30) fue la frase
que usó Jesús antes de entregar su espíritu por nosotros y consumado significa
según el diccionario que está hecho ó terminado. Si entendemos esto no podemos
luego afirmar que los que verdaderamente hemos creído en Jesús, puedan de
alguna manera por alguna circunstancia “perder la salvación” e invalidar el
sacrificio que hizo nuestro Señor en la cruz del calvario.
La Biblia enseña que la vida del cristiano se
vive día tras día y que cuando pecamos “…la
sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1Juan 1:7) Debemos
tener la seguridad que si recibimos efectivamente el regalo de Dios, estamos
seguros. A los que hemos creído verdaderamente conforme a la salvación, el
Espíritu les da testimonio de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16).
En realidad ninguno de los seguidores de
Cristo perecerá, ya que su certeza no descansa en sus propios esfuerzos sino en
el poder de Cristo que nos salvó. “Mi Padre que me las dio, es mayor que todos,
y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. El Padre y yo uno somos”
(Juan 10:29-30).
“Somos salvos porque nacimos de nuevo, y
nacimos de nuevo para ser salvos” (Miguel Rosell)
Hermano, Dios te bendiga. Muy buen estudio. No obstante, una simple observación: Si Hebreos 10.26-27 no se refiere a creyentes regenerados, sino "a personas naturales que han escuchado (conocido) la verdad (palabra) pero han despreciado al Salvador, permaneciendo en su misma condición", ¿no cree entonces que dicha conclusión incluiría al propio hagiógrafo, dado que el dijo: "Si pecamos voluntariamente..."? ¿No lo cree inconcebible?
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