martes, 14 de noviembre de 2023

El Desierto no es tu hogar.

El Desierto no es tu hogar.

“Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre". Jeremías 2:6

Los israelitas salieron de Egipto partiendo desde la ciudad de Ramsés,  con destino a la tierra prometida la cual es actualmente Israel. Era un viaje con un recorrido de 360 km en línea recta aproximadamente.

De acuerdo a los expertos una persona en buen estado físico, podría haber hecho este recorrido en 12 días aproximadamente, pero como se trataba de una caravana compuesta entre otros por ancianos, enfermos y niños, deberían haberlo hecho entre 60 y 90 días. O tal vez si hubieran avanzado solo 01 km solamente por día (al paso del morrocoy herido), deberían haber llegado en un año, pero se tardaron 40 años.

Pasar por el desierto no es fácil.

Ahora bien, caminar un minuto en el desierto no es fácil, pero deambular allí 40 años es difícil en exceso. Sabía usted que el promedio de vida o supervivencia en el desierto actualmente es de 4 a 6 días.

40 años con un insoportable calor, 40 años con escases, 40 años en una tierra seca llena de serpientes, 40 años con tormentas de arena.

¿Por qué se tardaron tanto?

·         No tomaron en camino correcto.

Al salir de Egipto el pueblo de Israel, no camino hacia la tierra prometida.

·         Hicieron del desierto su hogar.

Israel acampó cuarenta veces durante su travesía en el desierto, por un promedio de 1 año en cada sitio, (Números 33.

·         Quisieron cambiar las duras circunstancias del desierto.

El pueblo se quejaba con Dios por las duras condiciones del desierto, mas no se marchaban.

·         Porque Dios espero a que pasara esa generación.

Porque la generación que salió de Egipto, era una generación incrédula, que preferían el desierto antes que creerle a Dios. Una generación que no quiso caminar hacia su destino, sino que hicieron como Jonás. Una generación que a pesar de todo lo que Dios hacía por ellos, no fue Fiel, salvo algunas excepciones.

 

Todos alguna vez pasamos por el desierto.

El desierto de acuerdo a la Biblia es un conjunto de situaciones por donde le pasa el Señor, para que usted sea purificado, enseñado y preparado para triunfar. Es desierto en si no es malo, fíjense que el mismo Jesús al empezar su ministerio voluntariamente se fue al desierto. Porque el Señor sabía que a pesar de sus incomodidades y dificultades el desierto era un lugar preparatorio para triunfar.

No es un lugar para residenciarse.

Recuerde usted no pertenece el desierto, ni el desierto le pertenece a usted. Por eso todo el dolor, la dificultad, la enfermedad, la escasez, la muerte y todas las difíciles condiciones, déjelas allí en el desierto, no se quede viviendo con ellas. Entienda que no son sus circunstancias, son las circunstancias del desierto. Su prioridad no debe ser vencer las circunstancias sino salir del desierto y entrar en la promesa de Dios.

Recuerde:

El desierto no es para siempre, ni tampoco es su hogar.

 

jueves, 31 de marzo de 2022

Dones de Dios

“Un creyente verdaderamente consagrado, querrá apropiarse de todo lo que Dios tiene previsto para su vida”.

Hemos recibido por la Gracia de Dios, en la Persona de nuestro Señor Jesucristo, el mayor Don (regalo) que podemos aspirar en toda nuestra existencia y es tan grande que no somos capaces de comprender su magnitud: La Salvación. 
No hay otro beneficio, regalo, don, bendición o como usted prefiera llamarle que el nuevo nacimiento Espiritual.

Pero la Biblia dice: “Procurad, pues, los dones mejores” en 1 Corintios 12:31 lo cual implica que, por indicaciones del mismo Dios, debemos buscar, cultivar, desear y permanecer abierto para recibir los dones que tiene reservados para nosotros nuestro Señor, a través del Espíritu Santo. Sin embargo, es preciso que tengamos cuidado de no ser presuntuosos al reclamar cualquier don para nosotros y atribuirnos dones que no nos ha dado DIOS. En lugar de ello, debemos confiar en la soberanía del Espíritu Santo para que nos dé “A cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:11).

Muchas personas pretenden poseer ciertos dones; pero su vida y su ministerio no dan pruebas de ello, porque no se trata de lo que usted desea o cree tener, sino de lo que en Dios le utilice para su propósito en este tiempo.

Muchos se atribuyen dones que no son manifiestos en este tiempo o que El Señor los usa de una manera diferente en esta dispensación de la Gracia y en definitiva no son para exaltarle a usted sino para cumplir el plan de Dios.

Antes de continuar debemos estar claros, que no se debe considerar que los dones espirituales hacen de alguna manera a un creyente o a un grupo de creyentes, más santo o espiritualmente más avanzado que otro. Al contrario, el Orgullo espiritual puede anular la eficacia de cualquier don.

Evidentemente, algunos cristianos poseen dones muy manifiestos, tales como el de la predicación, la enseñanza o el evangelista. Esto no quiere decir que son Súper-cristianos... Simplemente son personas que manifiestan  los dones que dio Dios les dio (como debe ser). Lo que si es fundamental saber es que luego de la Salivación de nuestras almas no hay ningún don superior a otro, ni mas importante y que solo hay un don común, que todos los creyentes debemos poseer y manifestar: el don de la Fe. Toda vez que la Fe es el único don común que todos deberíamos exhibir, el resto de los dones son repartidos por Dios, para ser ministrados como él quiera y cuando él lo decida. 

En una ocasión el Pastor Billy Graham comento: “Los dones nos llegan del Espíritu Santo, que escoge a quienes van a obtenerlos, y los reparte como él quiere”.

Dones vigentes.

Hay muchas personas que afirman conocer cuáles son los dones que están vigente en este tiempo y cuáles no. Pero lo importante no es lo que usted crea saber, sino lo que Dios hace a través de las personas con estos dones y entender que las manifestaciones de los dones son diferentes más allá de si están vigentes, de acuerdo a cada tiempo o dispensación.

¿Para qué son los dones espirituales?

Dos porciones de Las Escrituras describen los dones del Espíritu Santo: “Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otros, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como quiere” (1 Corintios 12:8-11).

“Y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11,12).

Y la misma Biblia claramente nos indica la respuesta de para que son estos dones: 

Los dones espirituales (Todos) son para la edificación del cuerpo de Cristo. No todos los dones son iguales; pero todos tienen la misma finalidad y se deben aplicar para la edificación del cuerpo de Cristo, entiéndase la iglesia (Efesios 4:12-16).

Aunque somos responsables del modo en que utilicemos los dones que hayamos recibido, no somos responsables de los dones que no poseamos. Podemos desear tener ciertos dones e incluso pedirlos; pero si no responden a la voluntad del Señor, por mas que clame y ore a Dios no obtendrá lo que pida, sino lo que el Señor sabe que necesitamos. 

Debemos recordar que cada quien tiene muchos dones de Dios para su vida (además del don de la Fe), pero muy pocas personas los conocen, los buscan y los practican.

Recomendaciones para Descubrir y cultivar nuestros dones:

1. Permanezcan dentro de los lineamientos del contexto y de las circunstancias (señales), que revelen cuales pueden ser nuestros dones. Pero no se precipite al saber cuáles dones tiene para la edificación de cuerpo de Cristo, espere el momento de Dios para ponerlos en práctica.

2. Crean y transmitan con toda claridad que una persona debe haber nacido de nuevo en Cristo para poder manifestar los dones del Espíritu Santo. A diferencia de lo que muchos pretenden, no se puede invertir este orden de las cosas, ningún don esta primero que la Salvación.

3. No se deje afectar demasiado por personas o grupos que insistan en algún tipo de método estandarizado, para recibir o ejercer algún don, o que pretendan que todos los creyentes deben poseer ciertos dones. Cada uno debe confiar y entender que el Espíritu Santo distribuye los dones como Él lo desee (véase Juan 3:8 y 1 Corintios 12:11).

4. Sométase constantemente al señorío de Dios y solo así llegara a descubrir sus dones verdaderamente y con bastante facilidad. Esto hará que Dios le guíe en su vida, y esa es la clase de persona que Dios está dispuesto a bendecir, mostrándole los dones que le ha conferido el Espíritu Santo”.

5. Entienda que, para manifestar los dones espirituales, debemos también mostrar los frutos del Espíritu. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22,23). Los frutos y los dones permanecen juntos y no se nos conoce por nuestros dones sino por nuestros frutos (Mateo 7:16).

No puede por ejemplo manifestar el don de Pastor (aunque lo tenga), sin amor a las almas, sin paciencia y sin el deseo de servir.

6. Ore mucho y hable menos. Es con Dios con quien tiene que tener comunión y con quien debe tratar de estar hablando todo el tiempo y sin cesar, no con los hombres.

7. Recuerde siempre que el propósito de cualquier don no es para exaltarle a usted, sino a Cristo.

“Cada uno según el don que ha recibido, ministrenlos a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).

domingo, 12 de abril de 2020

¿SABE USTED EN QUÉ TIEMPO ESTAMOS?


Todos tenemos cierto conocimiento de las verdades bíblicas, que nos han bendecido y han sido de gran ayuda para nuestras vidas.  Manejamos muchos principios valiosos que tienen que ver con el Reino de Dios y entendemos que hay señales que no podemos ignorar, que nos indican que los tiempos de Dios están cambiando.

Sabemos por ejemplo que Cristo viene pronto porque así lo dice en las escrituras, pero ¿cuando exactamente? nadie lo sabe (Ver Mateo 24:36).

Sabemos que lo que está ocurriendo ahora en el mundo son apenas “principios de dolores” porque así lo dice en las escrituras, (Ver Mateo 24:8).

Sabemos que Cristo viene a buscar a su iglesia santa y pura para librarla de las fuertes pruebas, que ha de sufrir el mundo entero, (Ver Apocalipsis 3:10 y 1 Tesalonicenses 4:16-17).

Sabemos que aún los creyentes genuinos que por alguna circunstancia no crean que la iglesia de Jesucristo va a ser librada de estas pruebas, igualmente ellos también serán librados.

Sabemos que viene un tiempo de bonanza, de paz y de seguridad previo a la  segunda venida de Cristo. Parecerá que todo es mejor, pero entonces vendrá lo peor. Así lo dicen las escrituras, (Ver 1 Tesalonicenses 5:3).

Sabemos que el tiempo de tribulación llamado la semana 70 de Daniel, será un periodo para que Dios trate a su pueblo Israel y a los gentiles que no han querido creer y reconocerlo a Él cómo su Señor, Ver Daniel 9:27 y Mateo 24:21).

Algunos reconocemos que el tiempo de tribulación descrito en Mateo 24 es un trato de Dios con su pueblo Israel, por el cual también pasaran todos los no creyentes en cristo Jesús, (Ver Mateo 24:16 y Daniel 12:1).

Sabemos que Cristo vino a traer salvación a nuestras vidas y a todos los que crean en ÉL como su Señor, (Ver Juan 3:16).

Conocemos todas estas verdades y muchas más sobre Dios, en base a lo que dice la biblia pero, mas me pregunto:¿será suficiente con manejar cierto conocimiento y compartirlo entre nosotros mismos, a través de los grupos y de los diferentes medios que disponemos ó será que Dios demanda algo más de nosotros?

¿En base a las señales que vemos todos los días entendemos en qué tiempo de Dios estamos entrando ahora, (Ver Mateo 24:32)

Hermanos dejemos a un lado nuestros deseos personales, las competencias ministeriales y las cosas  que nos diferencian, Dios demanda algo más de nosotros en este tiempo.

Sabemos muchas cosas pero tenemos que llevarlas a la práctica, hay un mundo que está en pánico, que no tiene ninguna esperanza, que necesita una palabra de aliento, que está deprimido y que requiere urgentemente que nosotros sirvamos de instrumento para llevar la luz de Cristo a sus vidas. 

Las señales indican que es tiempo de predicar aún más la palabra de Dios y de llenar de esperanza de Gloria a los que no la tienen.

No es el tiempo de exhibirnos a nosotros mismos, es el tiempo de exhibir a Cristo. Es entender y poner en practica que es tiempo de cambiar.

martes, 7 de abril de 2020

El Miedo



El miedo desde el punto de vista humano es una emoción muy desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. En la práctica, el miedo es una sensación angustiarte (como un sudor frió), de que algo esta mal y/o de que algo malo sucederá.

Todos tenemos alguna vez miedo o temor en la vida y debemos aprender a enfrentarlos. Vivimos en una época llena de temor, en una sociedad llena de miedo o temor. La gente teme perder su empleo, su familia, su vivienda, su salud, de la oscuridad, del que dirán, de todo tenemos miedo ahora.

Origen del temor.
Muchas cosas y con mucha razón causan temor en nuestras vidas, porque hemos decidido No temer a Dios y por lo tanto nuestra vida está llena de continuos temores.
La Biblia dice en Eclesiastés 12:13 “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. Hemos decidido violar los principios de Dios, en este caso: no le tememos a Dios y por eso tenemos miedo de todo. El miedo no proviene de Dios, sino más bien de haberle dado la espalda a Él.

Pero la Biblia dice: “Teme a Dios”
Se refiere a una forma específica de temor, cercana a las ideas de respeto, admiración y sumisión hacia Dios y a su voluntad. Temer a Dios no es tener miedo, sino es tener un respeto Santo a Dios y una forma de reverencia propia que debemos mostrar todos hacia el Señor.
El problema radica en la falta de temor de Dios que hay en los seres humanos. Cualquiera que sea nuestro temor, este no proviene de Dios.

Causas del temor.

  • Es una actitud aprendida. De generación en generación lamentablemente hemos aprendido a tener miedo.
  • Imaginación. Nos imaginamos cosas que nos hacen tener temor y esperar siempre lo peor. Sin embargo, está demostrado por estudios científicos, que de todas las cosas que tememos, solo un 5% llega a concretarse.
  • La ignorancia. Dicen que la ignorancia es atrevida y esto es una gran verdad. No conocemos la palabra de Dios y queriendo hacernos sabios nos hemos convertido en grandes necios.
  • Las dudas. La falta de seguridad y la continua duda sobre todo hace que tengamos miedo.
  • Falta de dominio propio. Dicen que los valientes son los que logran controlar sus miedos. Todo el mundo tiene miedo alguna vez, es normal, pero hay que tener control sobre esta emoción.
  • Mecanismo de defensa. El miedo surge espontáneamente como una reacción que forma parte de mecanismo de defensa, cuando sentimos el peligro consciente o inconscientemente.

¿Qué dice Dios sobre el miedo?
La Biblia dice en muchísimas ocasiones “No temas” Por ejemplo en el muy conocido versículo de Isaías 41:10 la palabra de Dios expresa: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
La expresión “No Temas” no se trata solo de una simple recomendación de Dios, claramente conveniente a nuestras vidas, sino más bien es un mandato de Dios, no una simple opción.

¿Cómo superar el miedo?
Si la biblia dice que no debemos temer es porque es naturalmente el hombre tenga miedo, más los hijos de Dios debemos confiar en nuestro Señor y aferrarnos por medio de la Fe a sus promesas.
La Biblia dice en 1 Juan 4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
En el amor no hay temor, porque Dios es amor, Si amamos a Dios es porque lo conocemos y tenemos una relación con El. Si es así, usted no tiene nada de que temer y de hecho a medida que se acerque más a Dios sus miedos desaparecerán. Es una ecuación sencilla pero contundente, a mayor presencia de Dios en su vida, entonces menos miedos tendrá. Mas el hombre sin Dios siempre tendrá miedo...

Preguntémonos.
¿Porque temer, hay algo que Dios no pueda hacer por usted?

sábado, 4 de abril de 2020

Gracias Dios por enseñarme a vivir


Caminaba en la oscuridad,
Sin saber a dónde ir,
Sin que nada en este mundo me pudiese guiar,
Caminaba solo caminaba
sin saber cual era el Norte.  
Caminaba y no avanzaba, mi alma pesada arrastraba, 
Sentía mi corazón desfallecer,
porque algo le faltaba.
Miraba a todos lados
cansado,solo y afligido, 
Gemía sin saber porque,
Hasta que te conocí.


Mi vida pasaba de largo y de prisa,
buscando respuestas en el mundo,
que me hicieran entender que hacer.
Hasta que desperté…
Miré a mi lado y percibí que algo estaba allí
Quise volver a dormir
despertar cuando fuera más sabio y más viejo,
Cuando mi alma pudiera ver
lo que mis ojos no podían percibir.

Pero tú me levantaste,
Me hablaste de una lista,
Donde mi nombre debía estar,
De un mundo mejor
Y de un gozo sin igual.

Por ti aprendí
Que la vida podía ser hermosa
Por ti aprendí
Que, aunque el mundo se derrumbe
Ahora vivo de verdad
Por ti aprendí
Que el gozo verdadero es estar junto a ti

Ahora tengo Fe y esperanza,
Porque tomaste mi mano
y nunca me vas a soltar.

Gracias Dios.

martes, 3 de mayo de 2016


El Camino, la verdad y la vida.

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Jn 14:1-6

En este pasaje de la Biblia, Jesús trata de calmar la turbación de sus discípulos, producto de los anuncios (Juan 13) de que uno de ellos le iba a entregar y de que Pedro le habría de negar.
Pero ante una pregunta de Tomás, Jesús le responde con uno de los versículos más reveladores de la Biblia: “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14:6.
El camino
En primer lugar afirma que El es “el camino”.
Pudiéramos hacernos una pregunta: ¿estamos seguros del camino que llevamos?
Un camino necesariamente nos conduce a algún lugar y el hombre muchas veces cree poder llegar a Dios por diversas vías. Pero la Biblia alerta que “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muertePr 14:12
No todos los caminos son buenos, de hecho Cristo afirma que hay un solo camino a Dios, que no hay otro. Ese camino no es por donde a nosotros nos parezca, sino como Cristo lo ha trazado.
El camino no es ancho, ni fácil, no hay atajos. El camino de Dios es seguir a Cristo en todo. El nos indica cuando vamos mal y nos bendice cuando vamos bien.
Si hay camino: Cristo es el camino en esta vida y en la eternidad.
La verdad.
Esta aseveración debió dejar asombrados a todos los que le escuchaban.
Todos buscamos la verdad y a través de la historia han aparecido muchos tratando de enseñar la verdad. Sin embargo solo Jesús se atribuyo enseñar y ser la verdad
La gente desea saber la verdad científica, la verdad económica, la verdad política. Pero solo en Jesús esta la verdad, otros pueden enseñar la verdad pero Jesús es la verdad.
Toda conocimiento humano adquiere autentico valor, solo cuando se conoce la verdad divina.
La verdad no es lo que nosotros pensamos o lo que a cualquiera le parece, la verdad es Cristo y esta manifestada en su palabra.
Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día”. Salmos 25:5
La vida.
Esta afirmación sin duda es la más significativa y no podía ser diferente, toda vez que cuando andamos en el camino verdadero de Dios, inexorablemente vamos hacia un destino de vida eterna.
Todos quieren vivir la vida, la buscan en el deporte, las posesiones y otras cosas, pero la vida es mucho más que esto. Nadie quiere escoger la vía que conduce a la muerte; Todos quieren vivir, pero si no caminan con Cristo, están muertos (separados).
¿Cómo hallar la vida?
Solo en Cristo, solamente en El. Sólo Jesús es vida y es quien nos da la vida. En el preciso momento que creemos empezamos a vivir de verdad y en ese mismo instante, empieza en nosotros la vida abundante que él da y que nunca termina.
Sin Cristo (vida) ninguna existencia puede mantenerse eternamente.
Solo Jesús nos lleva al Padre.
Jesús afirma ante sus apóstoles que Él es “el camino, la verdad y la vida” y luego hace una declaración vinculante: “nadie viene al Padre sino por mi”, Juan 14:6.
Como conclusión Jesús engloba de manera absoluta lo que antes habló, mediante una frase sencilla y contundente "nadie viene al Padre sino por mi", de tal manera que reafirma que nadie puede alcanzar la Gracia de Dios, sin Él.
Solo a través de Cristo es que podemos llegar al Padre, no hay atajos, no hay otras maneras, no hay intermediarios. Debemos vivir como Él vivió, ser Santos como Él lo fue, amar como Él amó, perdonar como Él perdonó.
El Señor quiere llevarnos de su tierna mano hacia el Padre.
Recuerda siempre que Jesús es:
El Camino que le da sentido a tu vida,
La Verdad que le da valor a todas las personas que le crean, y
La Vida; que da vida a tu vida.

jueves, 24 de julio de 2014

Introducción al estudio de la Santidad

Hablar de la Santidad, es hablar de un tema doctrinal del cual todos quizás hemos escuchado bastante, pero que no se trata de una información más, ni de un conjunto de datos para llenar nuestro disco duro intelectual, sino más bien se trata de una enseñanza que verdaderamente nos permitirá conocer más a Dios y mejorar nuestra formación doctrinal. 
Cuando estudiamos la Santidad estamos estudiando, una de las doctrinas fundamentales de la biblia, ya que nos permite conocer mejor a Dios y sus propósitos. Estudiamos los atributos de Dios No tratando de definir a Dios, porque no hay ninguna expresión que nos permita definir exactamente a Dios, sino más bien para conocer más lo que Él mismo ha revelado de su carácter en la Biblia.
Cada atributo de Dios describe su ser total y su esencia integral. Dios por ejemplo es esencialmente amor (100%) y así mismo ocurre con cada uno de sus atributos, porque Dios es la suma de todos sus atributos.
La Santidad define principalmente la esencia de la naturaleza divina.
…« ¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos!
¡Toda la tierra está llena de su gloria!» Isaías 6:3

La Santidad es una de los aspectos más importantes todo cristiano debe entender. Es un conocimiento básico para nuestra comprensión de Dios y del cristianismo. Aunque ningún atributo de Dios está por encima de otro, entender la doctrina de la Santidad de Dios es fundamental, porque “sin la cual nadie verá al Señor”. (Hebreos 12:14). El estudio de la santidad de Dios, forma parte de una de las doctrinas fundamentales y de un llamado a todos los creyentes en Cristo Jesús.

I.        La Santidad.

Para muchos la santidad aún significa algo apegado a viejas asociaciones. Ser santo no tiene nade que ver con lo que enseña la cultura popular  ó algunas tradiciones. De la misma manera ninguna persona puede hacerse santo ó declarar santo a otra persona.
En el AT la palabra hebrea para "santo” es “qadash” que significa "cortar” o "separar”. La misma idea está detrás de la palabra griega “hagiazo” en el NT. De la raíz lingüística se desprende en primer lugar que el significado de esta palabra no refiere principalmente a una virtud moral ó a una cualidad religiosa. Su significado principal se refiere a una posición: ser totalmente distinto, separado del resto.
La Santidad Bíblica significa un estado posicional de estar separado de todo lo que es inmundo. Esto se traduce en la práctica a un estado de ausencia de todo pecado.
Una analogía nos pudiera ayudar a entender este concepto. Por ejemplo, ¿Qué significa estar saludable? Es la ausencia de la enfermedad, pero también es tener fuerza, buen ánimo. Así mismo la santidad es la ausencia del mal y la presencia de un ánimo inclinado a hacer el bien. Ser santos es estar apartados para Dios. Porque Dios es Santo y no va a aceptar en su presencia a nadie en una inmunda condición. Santo en términos sencillos significa ser: separado ó apartado de todo mal.

II.      La Santidad de Dios.
Dios es la suma de sus atributos, pero la Santidad es la naturaleza perfecta de Dios. En la santidad de Dios se hallan reunidos la suma de todas las excelencias morales. En el sentido ético la santidad del creador hace que Él sea separado de todo lo impuro. Dios es santo porque está total y absolutamente separado del pecado. La santidad en Dios es su esencia de forma 100 % pura y forma parte de su naturaleza tanto en voluntad, como en acción. Dios es santidad en toda su esencia, es Santo en toda su voluntad y es Santo en todos sus actos. El no representa a la santidad, Él es santo. La naturaleza intrínseca de Dios es santa. Es la esencia principal de la naturaleza divina.
Volviendo al pasaje central de Isaías 6:3

 “...Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos!
¡Toda la tierra está llena de su gloria!” Isaías 6:3

La Biblia dice aquí y en otra ocasión (Ap. 4:8) que “Dios es santo, santo, santo”, no dice simplemente que es santo, sino que los repite tres veces. La repetición de 03 veces “Santo, santo, santo…”  (Llamada trisagio) refleja la intensidad de esta asombrosa y majestuosa naturaleza de Dios. En ambas veces la frase es cantada por seres celestiales y en ambas ocasiones esto ocurre, en la visión de un hombre transportado hasta el trono de Dios.
Adicionalmente esta misma repetición expresa la naturaleza trina de Dios: Santo es el Padre, Santo es el hijo y Santo es el Espíritu Santo. Este trisagio se repite tanto en el AT y en el NT para demostrar también que Dios es el mismo de toda la biblia y que es intensamente santo.
La Biblia magnifica intensamente la Santidad de Dios, dándole un énfasis especial. Se le llama santo a Dios más veces que todopoderoso y se presenta este aspecto de su dignidad más que ningún otro. La palabra Santo aparece más de 800 veces solo en el AT.
La santidad está clasificada teológicamente como uno de los atributos que No es compartido esencialmente por el hombre común. No obstante Dios le atribuye al creyente su santidad (en forma relativa) haciendo de esta una característica con ciertas analogías en los creyentes, junto con el resto de los atributos morales (amor, justicia, fidelidad, etc.). La santidad de Dios es lo que lo separa de todos los demás seres y lo hace diferente.

III.   Características de la Santidad de Dios.
Enunciar algunas de las características de la santidad de Dios y meditar un poco en ellas, nos pueden ayudar a entender este fundamental atributo. Recordemos que Dios es lo que la suma de sus atributos son.

  • La Santidad es su esencia.
Jesús oró en el huerto de Getsemaní en Juan 17:11 así: “Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros”. Cuando dirigió Su oración a Dios el Padre, Jesús le describió como santo. Esto indica un elemento básico de la naturaleza de Dios, que en primer lugar Dios es santo.La Santidad no deriva de otras fuentes. Dios es la fuente de toda Santidad.
  • La Santidad le representa.
Cuando la biblia dice en Amós 4:2 que “Je­hová... juró por su santidad”, quiere decir que Dios ha jurado por su Deidad, por Sí mismo como Dios. Jurar por su Santidad, es igual a jurar por su propio nombre, porque su nombre Santo es. En muchas expresiones de la biblia se sustituye el nombre de Dios, por “Santo”.
  • La Santidad de Dios es inmutable.
Dios en toda su naturaleza y carácter no cambia. En Santiago 1:17 dice que en Dios “…no hay cambio ni sombra de variación”. Si Dios no cambia y la Santidad es Dios, entonces podemos concluir que la Santidad de Dios no cambia.
  • La Santidad de Dios es inconmensurable.
Tenemos que tener conciencia que la Santidad del Señor es abrumadoramente grande, tanto que no se puede medir. LA Biblia afirma en 1Samuel 2:2 que así como Dios es grande, también es Santo, tanto que nadie es Santo como el Señor.

  • La Santidad de Dios es infinita.
Antes que naciesen los montes
Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.” Salmos 90:2

Dios existe desde el principio infinito y hasta la eternidad, lo cual se traduce en que su santidad también. Su Santidad es infinita y no tiene límites en el espacio ni en el tiempo. La Santidad de Dios No tiene principio ni fin, Él siempre fue y será Santo. Nunca se acabara su santidad.
  •  La Santidad de Dios es completamente pura
“Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” 1Juan 3:5
Este pasaje reafirma que en Dios no hay pecado, toda vez que es incompatible con la naturaleza de su santidad.
  • La Santidad de Dios es hermosa.
“…Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad” 1Crónicas 16:29
La santidad de Dios es majestuosamente sublime y hermosa. Tanto que es digna de adorar.

IV.    Todos tenemos que exclamar su Santidad.
No solamente los serafines de la visión de Isaías tienen que dar voces expresando la sublime Santidad de Dios, Jesús nos enseña que nuestra primera prioridad en la oración es y debe ser santificar al Padre. "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9).
Las palabras "Santificado sea tu nombre" no son meramente una designación de alabanzas a Dios. Jesús nos enseña a nosotros como deberíamos de orar para que el nombre de Dios sea santificado. Dios debe ser exclamado y considerado Santo por toda su creación.

V.       Implicaciones de la santidad de Dios.
La santidad de Dios produce ciertas exigencias del Señor para el hombre, las cuales no las podemos pasar por alto.

a.           Es un requisito.
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Hebreos 12:14.
La santidad absoluta de Dios implica que los pecadores tienen que estar separados de Él a menos que encuentren la manera de santificarse. Y esa manera ya ha sido provista en los méritos de Jesucristo, como un regalo pero también como un requisito.
b.           Es un deber.
En 1Pedro 1:16 el Señor nos pide Santidad. Una perspectiva correcta de la santidad de Dios debiera producir en el creyente conciencia de su propio pecado. Si Dios es Santo nosotros también debemos serlo, buscando firmemente separarnos de todo lo inmundo, pecaminoso y malo.
c.           Es un principio.
Si Dios predestinó a su pueblo a ser como su hijo Jesucristo y nos escogió antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), entonces es bastante claro que el propósito de Dios es llamarnos a la santidad.   Entender este principio de “que el propósito de Dios es que seamos santos”, debe de ponerle fin a todas las discusiones, sobre lo que es y lo que no es permitido hacer en la vida cristiana. La conducta propia puede ser probada con la siguiente simple pregunta: ¿Es santa? ¿Pasa por el crisol de la santidad? Esta es la norma del creyente.

VI.     La santidad en el hombre.
Como Dios es Santo, es su deseo indiscutible que todos seamos santos como Él. La Santidad de Dios debe constituir la norma para la vida y conducta del creyente. Delante de la presencia de Dios no puede haber nada impuro, ni pecaminoso, porque Él es Santo, santo, santo.
Pero la santidad de Dios es demasiado alta para las simples criaturas, tanto que por nuestros propios medios nunca podríamos alcanzarla. Más bendito sea el Señor, que mediante su propio sacrificio en la cruz, manifestó de la manera más admirable y a la vez solemne, el alcance de su Santidad a todo creyente genuino.
No es una opción, es un deber ineludible que todos tenemos que esforzarnos en alcanzar.
Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” 1Pedro 1:16