jueves, 24 de julio de 2014

Introducción al estudio de la Santidad

Hablar de la Santidad, es hablar de un tema doctrinal del cual todos quizás hemos escuchado bastante, pero que no se trata de una información más, ni de un conjunto de datos para llenar nuestro disco duro intelectual, sino más bien se trata de una enseñanza que verdaderamente nos permitirá conocer más a Dios y mejorar nuestra formación doctrinal. 
Cuando estudiamos la Santidad estamos estudiando, una de las doctrinas fundamentales de la biblia, ya que nos permite conocer mejor a Dios y sus propósitos. Estudiamos los atributos de Dios No tratando de definir a Dios, porque no hay ninguna expresión que nos permita definir exactamente a Dios, sino más bien para conocer más lo que Él mismo ha revelado de su carácter en la Biblia.
Cada atributo de Dios describe su ser total y su esencia integral. Dios por ejemplo es esencialmente amor (100%) y así mismo ocurre con cada uno de sus atributos, porque Dios es la suma de todos sus atributos.
La Santidad define principalmente la esencia de la naturaleza divina.
…« ¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos!
¡Toda la tierra está llena de su gloria!» Isaías 6:3

La Santidad es una de los aspectos más importantes todo cristiano debe entender. Es un conocimiento básico para nuestra comprensión de Dios y del cristianismo. Aunque ningún atributo de Dios está por encima de otro, entender la doctrina de la Santidad de Dios es fundamental, porque “sin la cual nadie verá al Señor”. (Hebreos 12:14). El estudio de la santidad de Dios, forma parte de una de las doctrinas fundamentales y de un llamado a todos los creyentes en Cristo Jesús.

I.        La Santidad.

Para muchos la santidad aún significa algo apegado a viejas asociaciones. Ser santo no tiene nade que ver con lo que enseña la cultura popular  ó algunas tradiciones. De la misma manera ninguna persona puede hacerse santo ó declarar santo a otra persona.
En el AT la palabra hebrea para "santo” es “qadash” que significa "cortar” o "separar”. La misma idea está detrás de la palabra griega “hagiazo” en el NT. De la raíz lingüística se desprende en primer lugar que el significado de esta palabra no refiere principalmente a una virtud moral ó a una cualidad religiosa. Su significado principal se refiere a una posición: ser totalmente distinto, separado del resto.
La Santidad Bíblica significa un estado posicional de estar separado de todo lo que es inmundo. Esto se traduce en la práctica a un estado de ausencia de todo pecado.
Una analogía nos pudiera ayudar a entender este concepto. Por ejemplo, ¿Qué significa estar saludable? Es la ausencia de la enfermedad, pero también es tener fuerza, buen ánimo. Así mismo la santidad es la ausencia del mal y la presencia de un ánimo inclinado a hacer el bien. Ser santos es estar apartados para Dios. Porque Dios es Santo y no va a aceptar en su presencia a nadie en una inmunda condición. Santo en términos sencillos significa ser: separado ó apartado de todo mal.

II.      La Santidad de Dios.
Dios es la suma de sus atributos, pero la Santidad es la naturaleza perfecta de Dios. En la santidad de Dios se hallan reunidos la suma de todas las excelencias morales. En el sentido ético la santidad del creador hace que Él sea separado de todo lo impuro. Dios es santo porque está total y absolutamente separado del pecado. La santidad en Dios es su esencia de forma 100 % pura y forma parte de su naturaleza tanto en voluntad, como en acción. Dios es santidad en toda su esencia, es Santo en toda su voluntad y es Santo en todos sus actos. El no representa a la santidad, Él es santo. La naturaleza intrínseca de Dios es santa. Es la esencia principal de la naturaleza divina.
Volviendo al pasaje central de Isaías 6:3

 “...Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos!
¡Toda la tierra está llena de su gloria!” Isaías 6:3

La Biblia dice aquí y en otra ocasión (Ap. 4:8) que “Dios es santo, santo, santo”, no dice simplemente que es santo, sino que los repite tres veces. La repetición de 03 veces “Santo, santo, santo…”  (Llamada trisagio) refleja la intensidad de esta asombrosa y majestuosa naturaleza de Dios. En ambas veces la frase es cantada por seres celestiales y en ambas ocasiones esto ocurre, en la visión de un hombre transportado hasta el trono de Dios.
Adicionalmente esta misma repetición expresa la naturaleza trina de Dios: Santo es el Padre, Santo es el hijo y Santo es el Espíritu Santo. Este trisagio se repite tanto en el AT y en el NT para demostrar también que Dios es el mismo de toda la biblia y que es intensamente santo.
La Biblia magnifica intensamente la Santidad de Dios, dándole un énfasis especial. Se le llama santo a Dios más veces que todopoderoso y se presenta este aspecto de su dignidad más que ningún otro. La palabra Santo aparece más de 800 veces solo en el AT.
La santidad está clasificada teológicamente como uno de los atributos que No es compartido esencialmente por el hombre común. No obstante Dios le atribuye al creyente su santidad (en forma relativa) haciendo de esta una característica con ciertas analogías en los creyentes, junto con el resto de los atributos morales (amor, justicia, fidelidad, etc.). La santidad de Dios es lo que lo separa de todos los demás seres y lo hace diferente.

III.   Características de la Santidad de Dios.
Enunciar algunas de las características de la santidad de Dios y meditar un poco en ellas, nos pueden ayudar a entender este fundamental atributo. Recordemos que Dios es lo que la suma de sus atributos son.

  • La Santidad es su esencia.
Jesús oró en el huerto de Getsemaní en Juan 17:11 así: “Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros”. Cuando dirigió Su oración a Dios el Padre, Jesús le describió como santo. Esto indica un elemento básico de la naturaleza de Dios, que en primer lugar Dios es santo.La Santidad no deriva de otras fuentes. Dios es la fuente de toda Santidad.
  • La Santidad le representa.
Cuando la biblia dice en Amós 4:2 que “Je­hová... juró por su santidad”, quiere decir que Dios ha jurado por su Deidad, por Sí mismo como Dios. Jurar por su Santidad, es igual a jurar por su propio nombre, porque su nombre Santo es. En muchas expresiones de la biblia se sustituye el nombre de Dios, por “Santo”.
  • La Santidad de Dios es inmutable.
Dios en toda su naturaleza y carácter no cambia. En Santiago 1:17 dice que en Dios “…no hay cambio ni sombra de variación”. Si Dios no cambia y la Santidad es Dios, entonces podemos concluir que la Santidad de Dios no cambia.
  • La Santidad de Dios es inconmensurable.
Tenemos que tener conciencia que la Santidad del Señor es abrumadoramente grande, tanto que no se puede medir. LA Biblia afirma en 1Samuel 2:2 que así como Dios es grande, también es Santo, tanto que nadie es Santo como el Señor.

  • La Santidad de Dios es infinita.
Antes que naciesen los montes
Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.” Salmos 90:2

Dios existe desde el principio infinito y hasta la eternidad, lo cual se traduce en que su santidad también. Su Santidad es infinita y no tiene límites en el espacio ni en el tiempo. La Santidad de Dios No tiene principio ni fin, Él siempre fue y será Santo. Nunca se acabara su santidad.
  •  La Santidad de Dios es completamente pura
“Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” 1Juan 3:5
Este pasaje reafirma que en Dios no hay pecado, toda vez que es incompatible con la naturaleza de su santidad.
  • La Santidad de Dios es hermosa.
“…Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad” 1Crónicas 16:29
La santidad de Dios es majestuosamente sublime y hermosa. Tanto que es digna de adorar.

IV.    Todos tenemos que exclamar su Santidad.
No solamente los serafines de la visión de Isaías tienen que dar voces expresando la sublime Santidad de Dios, Jesús nos enseña que nuestra primera prioridad en la oración es y debe ser santificar al Padre. "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9).
Las palabras "Santificado sea tu nombre" no son meramente una designación de alabanzas a Dios. Jesús nos enseña a nosotros como deberíamos de orar para que el nombre de Dios sea santificado. Dios debe ser exclamado y considerado Santo por toda su creación.

V.       Implicaciones de la santidad de Dios.
La santidad de Dios produce ciertas exigencias del Señor para el hombre, las cuales no las podemos pasar por alto.

a.           Es un requisito.
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Hebreos 12:14.
La santidad absoluta de Dios implica que los pecadores tienen que estar separados de Él a menos que encuentren la manera de santificarse. Y esa manera ya ha sido provista en los méritos de Jesucristo, como un regalo pero también como un requisito.
b.           Es un deber.
En 1Pedro 1:16 el Señor nos pide Santidad. Una perspectiva correcta de la santidad de Dios debiera producir en el creyente conciencia de su propio pecado. Si Dios es Santo nosotros también debemos serlo, buscando firmemente separarnos de todo lo inmundo, pecaminoso y malo.
c.           Es un principio.
Si Dios predestinó a su pueblo a ser como su hijo Jesucristo y nos escogió antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), entonces es bastante claro que el propósito de Dios es llamarnos a la santidad.   Entender este principio de “que el propósito de Dios es que seamos santos”, debe de ponerle fin a todas las discusiones, sobre lo que es y lo que no es permitido hacer en la vida cristiana. La conducta propia puede ser probada con la siguiente simple pregunta: ¿Es santa? ¿Pasa por el crisol de la santidad? Esta es la norma del creyente.

VI.     La santidad en el hombre.
Como Dios es Santo, es su deseo indiscutible que todos seamos santos como Él. La Santidad de Dios debe constituir la norma para la vida y conducta del creyente. Delante de la presencia de Dios no puede haber nada impuro, ni pecaminoso, porque Él es Santo, santo, santo.
Pero la santidad de Dios es demasiado alta para las simples criaturas, tanto que por nuestros propios medios nunca podríamos alcanzarla. Más bendito sea el Señor, que mediante su propio sacrificio en la cruz, manifestó de la manera más admirable y a la vez solemne, el alcance de su Santidad a todo creyente genuino.
No es una opción, es un deber ineludible que todos tenemos que esforzarnos en alcanzar.
Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” 1Pedro 1:16


viernes, 20 de diciembre de 2013

Un mensaje de Navidad


Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz." Isaías 9:6

Cada Navidad volvemos a recordar pasajes muy bellos de la santa Biblia alusivos a la natividad del Señor, independientemente de que podamos albergar dudas o no, respecto a la fecha exacta del natalicio (la Biblia no lo dice); Aunque si anuncia claramente su venida como en este caso, a través del Profeta Isaías en más de 700 años antes.
La belleza y esperanza se manifiesta porque todo se cumplió de manera perfecta, de acuerdo a lo establecido por el mismo Dios: Cristo vino al Mundo en el cumplimiento de sus promesas.
El mensaje que anuncia su nacimiento sigue estando vigente en nuestros días, así como también su divino plan. Meditemos un poco en su contenido, a partir de las diferentes designaciones y sobre cuál es el propósito de su obra divina.
En primer lugar veamos los nombres y luego el mensaje:

"Admirable consejero".
Este es el primero de los términos utilizados en este pasaje. Un Consejero según la mayoría de los diccionarios, es quien nos da orientación, nos guía ó nos ayuda a tener propósitos claros. Sin embargo Cristo se presenta aquí como algo más, como un consejero que responde perfectamente a todas nuestras necesidades, ya que nos conoce de antemano y se presenta como digno de admirar.
En los días de Isaías había toda clase de consejeros del rey y existían también los profetas que interpretaban la voluntad de Dios al rey, pero aquí se nos habla de algo mucho más grande, nos expresa sobre alguien que debemos ver como un “admirable consejero”. No se trata solo de un ser sobrenatural con el poder y la sabiduría para resolver cualquier problema, tampoco trata solo de maravillarnos… los seres humanos admiramos algo cuando creemos que es bueno, grande y verdadero.
Jesús fue durante su ministerio en la tierra un consejero que practicó lo que enseñaba a la absoluta perfección. Él era ejemplo perfecto de un consejero ideal, ya que siempre vivió de acuerdo a sus enseñanzas.
Hoy Cristo sigue ofreciendo ser nuestro “admirable consejero”, para ayudarnos a  poder vivir una vida de victoria y alegría. Sus admirables consejos permanecen para siempre en su Santa palabra, disponibles para ser grabados en nuestros corazones y validos para tener una vida victoriosa.

"Dios fuerte".
Jesús viene a personificar ese “Dios fuerte” del cual escribieron Moisés y los profetas de la antigüedad. Solo Él tiene la fuerza para derribar la pared intermedia que nos separaba. Tan grande es la obra del Salvador que ningún poder menor al de Dios todopoderoso, podía hacer que ocurriera. Jesús viene a ser Dios todopoderoso y hombre fuerte a la vez. El podía renunciar a todo sufrimiento en la cruz, tenía el poder creador en sus manos, podía no haber padecido. Sin embargo, decidió sacrificarse voluntariamente por ti y por mí, y aún pudiendo evitarlo ni siquiera lo imaginó. Solo nuestro “Dios fuerte” tiene el poder de soportar tanto por amor y gracias a él podemos decir hoy que “…somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” Ro 8:37

“Padre Eterno”
Uno de los nombres utilizados aquí para describir a nuestro Salvador es “Padre Eterno”. Jesús es uno eternamente con el Dios Padre y con el Santo Espíritu de Dios. No son tres personas distintas y separadas, son una tri-unidad de personas tradicionalmente llamada Santa Trinidad, que se manifiestan de manera diferentes, aunque es un solo Dios. Nuestro Salvador es uno con el Padre y siempre mantuvo durante su venida una relación íntima y filial con el Padre. No es un simple niño que “nos es nacido” sino el excelso y todopoderoso “Padre Eterno”, hecho hombre... Era el Rey eterno que habría de reinar por siempre, no como los reyes de la tierra que dejan a sus súbditos después de un corto reinado; sino más bien es aquel que reina y reinará sobre nosotros, bendiciéndonos por siempre”. Esto nos debe motivar a expandir nuestra esperanza, ya que quien nos salvó es el Rey Eterno y su deidad será con nosotros invariablemente por siempre. Gracias a que Jesús es nuestro “Padre Eterno”, nosotros los creyentes somos sus hijos por siempre.

Príncipe de Paz
Todos los nombres del Señor Jesucristo son preciosos, no obstante adicionalmente este nombre nos trae una connotación de esperanza en gran manera. Quien no puede estar complacido al saber que el Mesías vino a aportarnos un maravilloso estado de armonía, libre de emociones perturbadoras y de todo tipo de opresiones. Solo Dios mismo pudo traernos el bienestar supremo de la Paz. Es el “Príncipe de Paz” porque Él cargo sobre sus hombros el precio de nuestra Paz. La Biblia dice que “… él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz…” Is 53:5
Nuestros pecados merecían todo el castigo, pero Él cargo con ellos “Por darnos la paz”. Él viene para establecer y mantener en nuestras vidas la verdadera, imperturbable y eterna paz. El gran ministerio de este niño nacido es traernos la sosiego en esta vida y en la eternidad. Conocer a Jesús nos sigue impartiendo tranquilidad, aún en medio de las circunstancias más difíciles.

El Mensaje.

Hemos estado meditando sobre la profecía dada por Isaías, sobre el  nacimiento de nuestro Salvador a través de la connotación de los diferentes nombres dados aquí al Mesías. Sin embargo es necesario que comprendamos y nunca olvidemos lo fundamental… ¿Para qué “nos es nacido”?, ¿Para qué vino Cristo?
La respuesta no es muy complicada, ni hay que estudiar mucha teología para comprenderla, la respuesta a esta interrogante está plasmada en la misma Biblia (que es la verídica palabra de Dios) para que la tengamos siempre presente como de suma importancia.
La respuesta es que “…Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1ra. Timoteo 1:15). El mensaje es que sin el nacimiento de Cristo en Belén y luego la entrega de su vida (como humano) en una cruz por ti y por mí, nunca hubiéramos logrado ser Salvos. Se trata de que Él vino a entregar su vida voluntariamente para que nosotros... 
El mensaje del niño de Belén esta cada día más vigente, ya que nosotros no podíamos pagar el precio de nuestra salvación, era necesario que Cristo viniera y pagara el precio suficientemente por nosotros, con su invaluable sacrificio expiatorio.

Y este es el gran mensaje de esta Navidad y de siempre: ¡Cristo vino al mundo para Salvarnos! 
¡Este es el verdadero mensaje de Navidad!