La
depresión es llamada la “enfermedad del alma” y se ha vuelto un tema muy
popular por su afectación en los tiempos actuales, por lo que es de mucha
importancia su análisis y comprensión. Esta alteración puede confundirse por
tener relación con el estrés, pero generalmente es un síntoma originado por
alguna causa pecaminosa en la persona que la presenta. Por lo tanto trataremos
de estudiarla desde el punto de vista bíblico y conocer un poco más de ella.
¿QUE ES LA DEPRESIÓN?
La palabra depresión deviene del latín
“depressio” que significa “opresión”. Se entiende por depresión un trastorno
del estado de ánimo que genera abatimiento e infelicidad, por un periodo de
tiempo que puede ser transitorio o permanente (crónico). En términos médicos se
refiere a un síndrome ó conjunto de síntomas que afectan principalmente la
esfera afectiva del individuo. Muchas veces se confunde a la depresión con
trastornos de ansiedad, pero aunque pueden presentarse casos con estas dos
patologías presentes en forma común, generalmente la depresión es la
continuación de un estado de ansiedad agravado. El origen de la depresión es
por causas multifactoriales, pudiéndose dividir las causas según su origen en
dos grupos entrelazados entre sí: El pecado y Las circunstancias ó factores desencadenantes:
como el estrés, la ansiedad, las vivencias de situaciones extremas, las
decepciones sentimentales, las malas noticias, las muchas responsabilidades, el
fracaso, el consumo de sustancias toxicas, etc.
EFECTOS DE LA DEPRESIÓN.
La depresión puede producir efectos
desgastantes en la vida de una persona, que van desde el desanimo, la pérdida
del apetito, una tristeza continua, baja estima y hasta el deseo de poner fin a
la propia vida; Por lo que es un síntoma que hay que atacar y hacer frente
rápidamente y con los mejores métodos. La depresión nos lleva a ser inútiles y
a perder toda esperanza al mismo tiempo de generar un indescriptible
sufrimiento mental. La depresión también genera una agonía espiritual continua
asociada a sufrimientos emocionales y físicos, ante la convicción
intelectualmente consciente del pecado.
¿QUIENES SON VULNERABLES?
Todos somos vulnerables a la depresión.
Inclusive después de una importante victoria ó después de obtener un gran éxito
en la empresa, aún somos vulnerables. Por ejemplo, el AT relata la historia del
profeta Elías, quien después de derrotar a 450 profetas de Baal y ver a Dios
realizar grandes milagros portentosos, se atemorizó y fue presa de la
depresión: “Viendo Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida.
Al llegar a Beerseba, que está en Judá,
dejó allí a su criado. Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a
sentarse debajo de un enebro. Entonces
se deseó la muerte y dijo: «Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo
mejor que mis padres»” (1 Re 19:3-4 RVR). Esto sucede porque la mucha fe no
siempre es sinónimo de una fe firme ó fuerte.
Con frecuencia traemos a memoria los buenos
tiempos de antes y recordamos lo que hemos perdido o podemos perder, abriendo
así una puerta a la depresión. Hay casos
en las sagradas escrituras donde grandes líderes como el rey David, fueron
víctimas del pecado y a pesar de su gran éxito presentaron después cuadros
depresivos.
Se
podría decir por regla general, que mientras más nos alejamos de Dios más somos
sensibles a la depresión. Así pues, encontramos en la biblia que grandes hombre
de Dios como el rey David, Saúl, Jeremías, Job y el profeta Elías, fueron presa
de este flagelo, por lo que más aún nosotros debemos cuidarnos de ella con
eficacia. Entendemos que el camino de la fe puede ir también asociado al
sendero del dolor; nadie está exento: “sí que el que piensa estar firme, mire
que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel
es Dios…”. (1 Co 10:12-13 RVR) ¡Si otros han caído cualquiera puede caer! sin
embargo, Él siempre estará con nosotros y nos consolará.
El gran predicador Charles Spurgeon comenta
sobre sí mismo con respecto a una crisis de depresión: “mi espíritu estaba tan
abatido que podía llorar durante horas como un niño, y sin embargo no sabía por
qué lloraba…” ¡Nadie está exento!
¿QUÉ NOS AYUDA A SUPERAR LA DEPRESIÓN?
No hay una receta humana válida en forma
integral para salir de una crisis depresiva; solo se puede superar con la ayuda
de Dios mediante la activación de la Fe. Podemos encontrar en la palabra de
Dios el origen y la solución de este perverso síndrome. El mismo Spurgeon
comentó al respecto: "el decaimiento no es una virtud; creo que es un
vicio. Estoy avergonzado de mí mismo de corazón por caer en él, pero estoy
seguro que no hay remedio tan bueno para eso como la santa fe en Dios."
(Darrell W. Amundsen) La fuerte presencia de Señor en nuestras vidas es la
mejor manera de vencer la depresión. Pero a menudo, Dios obra a través de otras
personas de manera que, es posible que tengamos que buscar ayuda junto a un
guía ó un medico de ser necesario y
permitir que Dios use a estas personas para ayudar a la sanidad total. Sin
embargo considero que un buen tratamiento
es la constante exposición a la palabra de Dios, la búsqueda constante
de su presencia mediante la oración, el alejamiento del pecado y el cultivo
constante de nuestra fe.
Hay muchas promesas en la biblia que nos
pueden alentar y enseñar sobre como Dios ayuda a sanar a las personas que están
deprimidas. Algunas de las citas son:
“El
sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.” (Salmo 147:3)
“Bienaventurados
los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” (Mateo 5:4)
“Tú
guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en
ti ha confiado.” (Isaías 26:3)
“Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
(Mateo 11:28)
“Claman
Los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.” (Salmo 34:17)
“Pacientemente
esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó
mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán
esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.” (Salmo 40:1-3)
¿DE QUE MANERA PUEDO AYUDAR A OTRAS
PERSONAS DEPRIMIDAS?
Si la persona deprimida no es creyente, la
mejor manera de ayudarle es presentarles el dulce y compasivo amor de Cristo. Ahora bien en
todos los casos (creyentes y no creyentes), el que lucha con la depresión
necesita apoyo, consuelo y compresión. No es el momento de sermones y debates
sobre la causa, sino de concentrarnos en la solución bíblica del asunto. En
algunos procesos la compañía silenciosa y el amor, logran animar a la persona
deprimida (como en el caso de Job). Nunca debemos buscar que los que la padecen
minimicen su dolor ó lo superen espontáneamente, porque solo lograríamos
quizás que escondan más su dolor. Lo más
importante para una persona deprimida es que le apoyen con su presencia las
personas que le estiman y que en el momento de su padecimiento le ayuden a
recordar (con amor) las muchas promesas de Dios al respecto. También es
aconsejable fomentar la alegría y el buen ánimo, entonando frecuentemente
himnos y canciones alentadoras. Alguien dijo una vez que “Una alegría
compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena”.
(Proverbio sueco) y la palabra de Dios enseña al respecto: “Gozaos con los que
se gozan; llorad con los que lloran.” (Romanos 12:15). La compañía y el
compartir con otros los momentos de aflicción son una conveniente forma de
combatir la depresión.
También
es importante que la persona deprimida ponga su mirada en las cosas de arriba y
deje a Dios actuar, desechando todo pensamiento ó recuerdo que le traiga a
memoria o fomente la depresión. Martin Lutero comentó en algún momento de su
vida: “No puedo evitar que los pájaros vuelen sobre mi cabeza, pero puedo
evitar que estos hagan un nido en ella”
Podemos combatir la depresión evitando los pensamientos impuros y todo
lo que sea de origen pecaminoso, podemos combatir la opresión evitando que se
aniden los recuerdos tormentosos en nuestra mente y sobre todo creyendo que
solo Dios tiene el poder de transformar nuestras vidas.
Los
desordenes mentales pueden ser tratados y curados, pero cuanto antes se inicie
el tratamiento, mayores serán las perspectivas de curación. Es importante
considerar siempre al pecado como causa de la depresión y combatirlo para poder
revertir sus efectos. El famoso psiquiatra Karl Menninger (1.893-1.990)
considerado el padre de la psiquiatría norteamericana, dijo en algún momento que:
“si él pudiera convencer a sus pacientes de que sus pecados son perdonados, 75%
de ellos saldrían (sanados) el día siguiente.”
Debemos
recordar que la depresión es un mal que puede afectar a cualquiera y que todos
podemos caer, que no estamos exentos... Que es un síntoma que se debe tratar
como una enfermedad del alma y como tal, requiere mucha vida espiritual,
acercamiento a Dios, fe, comprensión y del amor de todas las personas cercanas
al afectado.
En
la depresión no hay niveles intermedios, se está bien ó se está mal y cuando
afecta al individuo puede derivar fácilmente en la muerte de las personas, por
lo que es aconsejable el mayor apoyo, comprensión y premura para estos casos.
Dice el libro de Proverbios que “El ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?”
(Proverbios 18:14). Ninguna fortaleza humana puede tolerar esta desgracia
aparentemente inofensiva que tiene sutilmente el poder de romper y destruir el
corazón del hombre. Billy Graham escribió: “El desánimo ó la depresión es lo
opuesto a la fe. Satanás la usa para dañar la obra de Dios. Y si no tenemos
cuidado, nos cegará a Su misericordia y nos hará percibir solamente las
circunstancias desfavorables.”
La
depresión es un mal que se ha subestimado en la mayoría de los casos, a la cual
muchas veces se la da una indebida importancia y tratamiento. Tengamos cuidado
y estemos prestos a tender una mano y poder ayudar a otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario