viernes, 20 de diciembre de 2013

Un mensaje de Navidad


Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz." Isaías 9:6

Cada Navidad volvemos a recordar pasajes muy bellos de la santa Biblia alusivos a la natividad del Señor, independientemente de que podamos albergar dudas o no, respecto a la fecha exacta del natalicio (la Biblia no lo dice); Aunque si anuncia claramente su venida como en este caso, a través del Profeta Isaías en más de 700 años antes.
La belleza y esperanza se manifiesta porque todo se cumplió de manera perfecta, de acuerdo a lo establecido por el mismo Dios: Cristo vino al Mundo en el cumplimiento de sus promesas.
El mensaje que anuncia su nacimiento sigue estando vigente en nuestros días, así como también su divino plan. Meditemos un poco en su contenido, a partir de las diferentes designaciones y sobre cuál es el propósito de su obra divina.
En primer lugar veamos los nombres y luego el mensaje:

"Admirable consejero".
Este es el primero de los términos utilizados en este pasaje. Un Consejero según la mayoría de los diccionarios, es quien nos da orientación, nos guía ó nos ayuda a tener propósitos claros. Sin embargo Cristo se presenta aquí como algo más, como un consejero que responde perfectamente a todas nuestras necesidades, ya que nos conoce de antemano y se presenta como digno de admirar.
En los días de Isaías había toda clase de consejeros del rey y existían también los profetas que interpretaban la voluntad de Dios al rey, pero aquí se nos habla de algo mucho más grande, nos expresa sobre alguien que debemos ver como un “admirable consejero”. No se trata solo de un ser sobrenatural con el poder y la sabiduría para resolver cualquier problema, tampoco trata solo de maravillarnos… los seres humanos admiramos algo cuando creemos que es bueno, grande y verdadero.
Jesús fue durante su ministerio en la tierra un consejero que practicó lo que enseñaba a la absoluta perfección. Él era ejemplo perfecto de un consejero ideal, ya que siempre vivió de acuerdo a sus enseñanzas.
Hoy Cristo sigue ofreciendo ser nuestro “admirable consejero”, para ayudarnos a  poder vivir una vida de victoria y alegría. Sus admirables consejos permanecen para siempre en su Santa palabra, disponibles para ser grabados en nuestros corazones y validos para tener una vida victoriosa.

"Dios fuerte".
Jesús viene a personificar ese “Dios fuerte” del cual escribieron Moisés y los profetas de la antigüedad. Solo Él tiene la fuerza para derribar la pared intermedia que nos separaba. Tan grande es la obra del Salvador que ningún poder menor al de Dios todopoderoso, podía hacer que ocurriera. Jesús viene a ser Dios todopoderoso y hombre fuerte a la vez. El podía renunciar a todo sufrimiento en la cruz, tenía el poder creador en sus manos, podía no haber padecido. Sin embargo, decidió sacrificarse voluntariamente por ti y por mí, y aún pudiendo evitarlo ni siquiera lo imaginó. Solo nuestro “Dios fuerte” tiene el poder de soportar tanto por amor y gracias a él podemos decir hoy que “…somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” Ro 8:37

“Padre Eterno”
Uno de los nombres utilizados aquí para describir a nuestro Salvador es “Padre Eterno”. Jesús es uno eternamente con el Dios Padre y con el Santo Espíritu de Dios. No son tres personas distintas y separadas, son una tri-unidad de personas tradicionalmente llamada Santa Trinidad, que se manifiestan de manera diferentes, aunque es un solo Dios. Nuestro Salvador es uno con el Padre y siempre mantuvo durante su venida una relación íntima y filial con el Padre. No es un simple niño que “nos es nacido” sino el excelso y todopoderoso “Padre Eterno”, hecho hombre... Era el Rey eterno que habría de reinar por siempre, no como los reyes de la tierra que dejan a sus súbditos después de un corto reinado; sino más bien es aquel que reina y reinará sobre nosotros, bendiciéndonos por siempre”. Esto nos debe motivar a expandir nuestra esperanza, ya que quien nos salvó es el Rey Eterno y su deidad será con nosotros invariablemente por siempre. Gracias a que Jesús es nuestro “Padre Eterno”, nosotros los creyentes somos sus hijos por siempre.

Príncipe de Paz
Todos los nombres del Señor Jesucristo son preciosos, no obstante adicionalmente este nombre nos trae una connotación de esperanza en gran manera. Quien no puede estar complacido al saber que el Mesías vino a aportarnos un maravilloso estado de armonía, libre de emociones perturbadoras y de todo tipo de opresiones. Solo Dios mismo pudo traernos el bienestar supremo de la Paz. Es el “Príncipe de Paz” porque Él cargo sobre sus hombros el precio de nuestra Paz. La Biblia dice que “… él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz…” Is 53:5
Nuestros pecados merecían todo el castigo, pero Él cargo con ellos “Por darnos la paz”. Él viene para establecer y mantener en nuestras vidas la verdadera, imperturbable y eterna paz. El gran ministerio de este niño nacido es traernos la sosiego en esta vida y en la eternidad. Conocer a Jesús nos sigue impartiendo tranquilidad, aún en medio de las circunstancias más difíciles.

El Mensaje.

Hemos estado meditando sobre la profecía dada por Isaías, sobre el  nacimiento de nuestro Salvador a través de la connotación de los diferentes nombres dados aquí al Mesías. Sin embargo es necesario que comprendamos y nunca olvidemos lo fundamental… ¿Para qué “nos es nacido”?, ¿Para qué vino Cristo?
La respuesta no es muy complicada, ni hay que estudiar mucha teología para comprenderla, la respuesta a esta interrogante está plasmada en la misma Biblia (que es la verídica palabra de Dios) para que la tengamos siempre presente como de suma importancia.
La respuesta es que “…Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1ra. Timoteo 1:15). El mensaje es que sin el nacimiento de Cristo en Belén y luego la entrega de su vida (como humano) en una cruz por ti y por mí, nunca hubiéramos logrado ser Salvos. Se trata de que Él vino a entregar su vida voluntariamente para que nosotros... 
El mensaje del niño de Belén esta cada día más vigente, ya que nosotros no podíamos pagar el precio de nuestra salvación, era necesario que Cristo viniera y pagara el precio suficientemente por nosotros, con su invaluable sacrificio expiatorio.

Y este es el gran mensaje de esta Navidad y de siempre: ¡Cristo vino al mundo para Salvarnos! 
¡Este es el verdadero mensaje de Navidad!